EN LO ALTO PARA SIEMPRE, muerte y vida

Una mirada sobre el sentido de las cosas

En lo alto para siempre – Actúan: Delfina Colombo, Pablo Kun Castro, María Onetto, Marcelo Subiotto – Vestuario y Escenografía: Mariana Tirantte – Iluminación: David Seldes – Música: Guillermo Pesoa – Coreografía: Virginia Leanza – Autoría y Dirección: Camila Fabbri, Eugenia Pérez Tomas

Una muerte, que acaso sean varias. Varias muertes -algunas reales, otras posibles- pero también varios nacimientos. Porque, lo sepamos o no, jamás la muerte llega sola. Solo podemos especular respecto de qué significará para el que se va, pero para quienes se quedan la muerte inevitablemente supone un antes y un después; vale decir un cambio. Y todo cambio puede ser visto como el nacimiento de algo nuevo.

Quizá el lector recuerde una escena, en aquella hermosa película La sociedad de los poetas muertos, en la cual el maestro encarnado por Robin Williams pide a sus estudiantes que se paren encima de un pupitre. No los estaba invitando a ejercer un mero acto de rebeldía, sino a ver por un instante las cosas desde una perspectiva diferente. Finalmente la realidad de todas las cosas depende del punto de donde se las observe. Algo parecido propone esta obra de Camila Fabbri y Eugenia Pérez Tomas, basada en recortes fragmentarios relacionados con el escritor estadounidense David Foster Wallace.

Al igual que Wallace, Pablo se ha quitado la vida; en su caso lo ha hecho arrojándose al vacío desde la terraza de su casa. Poco después de ese desgraciado hecho, Virginia, su madre, ha subido a esa misma terraza, y no parece dispuesta a bajar de allí. De poco y nada valen los ruegos de Lidia, su otra hija, visiblemente próxima a dar a luz. Mientras tanto, abajo, en la casa, un caño de agua roto amenaza con inundarlo todo. Es el momento de la llegada de Emilio, un plomero con miedo a las alturas, que a pesar de ello accede a subir a la terraza, para descubrir allí una perspectiva diferente de las cosas, que le revela nuevas verdades.

Mientras tanto, el fantasma de Pablo reedita una vez y otra su vuelo fatal, una caída que contrasta con una danza desenfrenada en la cual confluyen todos, los vivos y los muertos, como un gesto vital, ritual y reivindicativo. ¿Reivindicativo de qué? Eso no lo podemos decir nosotros: tal como sucede con quien se para sobre un pupitre o en el borde de una terraza, En lo alto para siempre es una obra que cada quien debe significar a partir de su propia sensibilidad y experiencia.

Las actuaciones de María Onetto (Virginia), Delfina Colombo (Lidia), Marcelo Subiotto (Emilio) y Pablo «Kun» Castro (el fantasma de Pablo, visiblemente entrenado en técnicas de parkour) son todas irreprochables, algo que se agradece especialmente en una sala de las dimensiones de la Orestes Caviglia, que brinda un clima de sana intimidad teatral. También el dispositivo escenográfico en altura está muy bien logrado, así como el trabajo de iluminación y sonido.

Nos quedamos con una idea puntual: el pez que transita toda su vida en su medio acuático, desconoce lo que es el agua hasta el momento en que lo sacan de ella. Del mismo modo, para comprender el sentido de la vida, acaso haya que asomarse a veces a la muerte. Allí es donde los fantasmas que conviven con nosotros pueden venir a ayudarnos. Germán A. Serain

Se dio hasta 1º de julio 2018
Teatro Cervantes
Libertad 815 – Cap.
(011) 4816-4224
teatrocervantes.gov.ar

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