UN DIOS SALVAJE, enredo vacilante

Estupenda actuación de Florencia Peña, en un desabrido texto

Un dios salvaje – Actúan: Gabriel Goity, Fernán Mirás, María Onetto, Florencia Peña – Escenografía: Alicia Leloutre – Iluminación: Matías Sendón – Sonido: Pablo Abal – Autoría: Yasmina Reza – Dirección: Javier Daulte

El punto de partida y posterior desarrollo de Un dios salvaje, pieza escrita por Yasmina Reza y dirigida por Javier Daulte, podría haber dado para mucho más, pero se queda muy superficialmente en un tema tan ríspido como la violencia entre los jóvenes en un colegio. Los dos matrimonios que se encuentran prefieren entrar en disquisiciones de todo tipo y la propuesta se torna errática, sin saber hacia donde apunta, y cayendo en una sucesión de sketches que, breves y concisos, más éxito habrían tenido en un programa televisivo de humor.

Hay momentos muy graciosos, como todo lo relacionado a la enfermiza relación que tiene uno de ellos con su teléfono celular, que provoca el paroxismo del otro. Pero el tema no se sostiene, no crece en contenido, y los gags son previsibles. Sin embargo, la actuación de Florencia Peña, dotando a su personaje de mucha creación gestual, sin exageraciones, ni siquiera en el momento de la terrible borrachera, es notable. Peña realiza un trabajo estupendo, divirtiendo inteligentemente, convencida de lo que quiere para su castigado hijo, aunque no cuente con el apoyo de su marido –bien encarnado por Fernán Mirás-, quien está metido en sus negocios y no parece entender el drama. Ella es, lejos, lo mejor de la obra. Martin Wullich

Se dio hasta fin de 2010
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