Esta magnífica pieza se estrenó en 2011 con gran éxito en Timbre4. Ahora, más sólida, sale al circuito comercial, del mismo modo que lo hizo La omisión de la familia Coleman, su obra hermana. Su autor, Claudio Tolcachir, nos introduce en historias de distintas madres, cuya meta siempre es la protección de sus amados hijos, sin importar género, orientación sexual o clase social. La felicidad es la meta de casi todo ser humano y aquí sus protagonistas luchan para encontrarla de manera intensa. Cada uno de los personajes posee una historia rica e interesante, cargada de desesperantes emociones, diferentes desdichas, algunas injusticias, cierta violencia y anhelos imposibles.
Con una escenografía minimalista impecable y poco espacio entre los distintos ambientes, todo es similar a los relatos que cobran vida, en juego de unión y desunión escénica, marco perfecto para el desarrollo que intensifica al buen texto. Las actuaciones son muy buenas, cada una en su justo lugar y con la impronta necesaria, agregando toques de humor que convierten el drama en algo patético. Se percibe la vida misma sobre el escenario, como si el autor nos permitiera espiar sin ser vistos, hasta identificándonos con algunos personajes. Ese es el sello distintivo de Tolcachir, lograr intensa naturalidad actoral sumada a la excelencia del texto, la dirección y el diseño espacial de la puesta.
Así como el título El viento en un violín invita a pensar que el aire permite crear melodía en el instrumento, también nos enseña que en el tránsito de nuestras vida la felicidad puede estar escondida e invisible a simple vista y con esmero puede ser hallada para gozar nuestra existencia. Nada es eterno, todo cambia, hasta las personas se recrean día a día, sólo hay que saber abrirse y madurar en el tiempo. Cristian A. Domínguez
Sábado a las 20
Paseo La Plaza
Av. Corrientes 1660 – Cap.
(011) 6329-5350
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