DOBLE O NADA, poder y supervivencia

Miguel Angel Solá y Paula Cancio demuestran su fuerte química en excelso trabajo

Doble o nadaActúan:Paula Cancio, Miguel Angel Solá – Vestuario: Pepe Uría – Escenografía: Jaime Nin Uría – Iluminación: Matias Canony, Manuel González Gil – Música: Martin Bianchedi  – Autoría: Sabina Berman – Dirección: Quique Quintanilla

En una redacción, Ricardo y Micaela (director y sub-editora) comparten el amor por el periodismo y una seducción que se inició cuando ella era su alumna. Él la formó, le dio un espacio y le permitió crecer, enseñándole todo acerca de su oficio aunque dejando que tome sus propias decisiones. El carácter de Micaela se pondrá a prueba cuando él le revele que podría ser su sucesora. ¿Qué hará falta para que muestre que está a la altura de este ofrecimiento?

Miky aparece vestida de manera un tanto masculina desde la primera escena, eso ya nos dice algo acerca del conflicto que se va a desarrollar. Ricardo, su jefe y quien fue su admirado profesor de la facultad cuando ella estudiaba periodismo, está buscando quien lo reemplace en su puesto de director de un importante medio de comunicación. ¿Hombre o mujer? Hay dos candidatos para esta posición: Beteta y Miky. Dos personalidades muy diferentes, se diría opuestas, pero atención, hay que elegir con cuidado a los enemigos pues uno termina por parecerse a ellos.

Esta obra -estrenada en Madrid con el nombre de Testosterona– llega de la mano de este mismo elenco con un nombre diferente y algunas adaptaciones. Sus protagonistas consideraron que este nombre sería mejor y no se equivocaron. Doble o nada resume el conflicto de esta trama, ya que lo que está en juego es el propio puesto de trabajo, el sustento y el prestigio, en última instancia, el poder sobre los demás: el elegido será ascendido a director; el que no resulte elegido tendrá que irse.

El consagrado Miguel Angel Solá interpreta este personaje con maestría. Paula Cancio acompaña con todo su talento e impactante presencia. El texto de Sabina Berman, escritora y periodista mexicana, está basado en una historia real, ficcionalizada. No sorprende que esta clase de lucha abunde en las grandes empresas y en cualquier ámbito donde el poder se disputa y la continuidad laboral está en riesgo. Como espectadores tendremos que observar muy de cerca la conducta de los dos personajes, no perdernos ningún gesto, ninguna palabra, ya que en este trabajo minucioso están las claves para la interpretación de lo que sucede. Quique Quintanilla, atento a estos detalles, ha realzado los elementos mínimos para construir una pieza sólida sobre la base de un guión envolvente.

Se podría pensar en cuestiones de género; la personalidad de Micaela es más conciliadora y solidaria que la de su rival, Beteta. Sin embargo, hay rasgos esenciales que van más allá del género y que definen el carácter de cada uno. Miky es comparada con la madre Teresa, no le gusta despedir gente y está siempre abierta a las ideas de los demás. ¿Serán suficientes estas virtudes para conseguir lo que anhela? En un momento aparece la pugna entre maternidad y profesión, que se da en la vida de muchas mujeres.

Esta pieza trata fundamentalmente sobre la pasión, tanto en la vida como en la carrera. La pasión de Miky ha sido su trabajo, pero ha crecido a la par de la idealización de su jefe. ¿Qué alumna no se ha fijado alguna vez en un profesor exitoso, inteligente, seductor y con muchos más años de experiencia? Ahora bien, este amor casi adolescente de Miky ha mutado hasta convertirse en una admiración absoluta de este hombre, una pasión fuerte que resulta enceguecedora. Ricardo está casado, aunque esto no parece ser un obstáculo. Miky desafía los estereotipos sexuales; pero, ¿se atrevería a ir todavía más lejos por conseguir lo que quiere en su profesión?

El que no llora no mama, dice el tango. La ley de supervivencia del más apto, la imposición de la voluntad propia o voluntad de poder se asoma como aquello que permite triunfar en la vida. Destruir al otro es un modo de autoafirmarse. Sin piedad, sin miramientos, solo avanzar sin mirar atrás y dejando a un lado los principios éticos, ése parecería ser el lema.

En este juego de apariencias que se confunden con la realidad, nada es lo que aparenta y queda en manos del espectador descubrir la verdad. Una verdad que se va develando de manera gradual, parcial y debe ser reconstruida como un rompecabezas, con pequeños indicios. Quizás se podría pensar que la realidad última es aquella que nos dicta el corazón; esos latidos determinarán las prioridades en la vida de cada personaje. El pálpito salvaje del instinto, de la lucha por sobrevivir, será el encargado de marcar el camino. Solá y Cancio, pareja en la vida real, otorgan a esta pieza su sello de excelencia. Milly Vázquez

Promo 1u00b4 Doble o nada.mp4

Se dio hasta fines de 2017
Teatro La Comedia

Rodríguez Peña 1062 – Cap.
(011) 4815-5665
lacomedia.com.ar

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