El sonido de la música griega es fácilmente identificable, en su nostalgia y en su alegría. Es también el timbre característico del bouzuki que le otorga el tinte helénico. Y en este caso se siente en el escenario, a través de la bien templada y lírica voz de Ana Moraitis, quien canta a Grecia con el acompañamiento de Gonzalo de Vita (guitarra), Menelaos Basagiorgis (bouzuki) y Spyros Tyrakys (piano, arreglos y dirección musical).
Ana Moraitis no sólo canta sino que cuenta historias de sus ancestros, de sus costumbres, y refiere al Mar Egeo cuando habla de la isla de Samos –donde nació su madre- describiendo la belleza de sus mujeres en la canción folklórica anónima Samiotisa. En otro momento se pregunta ¿Porqué ya no cantas, pájaro?, mientras entona a capella la tradicional melodía de Tracia. No falta el género rembético, la ciudadana música comparable con nuestro tango, en un jasápico perteneciente al film La sal de la vida, que Evanthia Reboutsika compuso con el título En los puertos.
Célebres compositores como Mikis Theodorakis y Manos Hadzidakis también son traducidos por la encantadora Moraitis. Del primero se disfruta, entre otras, El muchacho está triste, en tanto que el poema Perimpanou, que habla de una joven quinceañera que despertó pasiones y amores pero al tiempo fue olvidada, fue musicalizado por el segundo. Los amantes de la música griega se deleitan también con un clásico de Hadzidakis, Los muchachos del Pireo, que inmortalizó Melina Mercuri en el film Nunca en domingo. Vestida de blanco, Ana Moraitis entrega desde el alma, con total pureza vocal, las melodías que reflejan la expresión de estas tierras y mares bañados por el sol. Martin Wullich
Se dio hasta junio 2010
Clásica y Moderna
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Ana Moraitis en este Portal
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