Onieguin – Bailarines principales: Marianela Nuñez (invitada), Alejandro Parente, Federico Fernández, Virginia Licitra, Natalia Pelayo, Norma Molina y Vagram Ambartsoumian- Coreografía: John Cranko – Música: Piotr Illich Tchaikovsky – Escenografía: Pier Luigi Samaritani – Iluminación: Rubén Conde – Vestuario: Roberta Guidi di Bagno – Director Ballet Estable del Teatro Colón: Maximiliano Guerra – Director Orq. Filarmónica de Buenos Aires: Javier Logioia Orbe
Una gran novela, una gran dramaturgia, una gran coreografía. Así es el Onieguin debido al genial John Cranko. Desde su estreno, de la mano del Ballet de Stuttgart en 1979 en el Teatro Colón, es favorito de público y bailarines.
Que semejante obra marque además el debut de la argentina Marianela Nuñez en el primer coliseo en un rol completo, es una coincidencia más que extraordinaria. La bailarina se encuentra en el mejor momento de su carrera: reconocida internacionalmente, en su plenitud técnica y en su madurez interpretativa, perfecta en su musicalidad. El papel de Tatiana -al que arribó luego de años de interpretar a su hermana Olga en el Royal Ballet de Londres- le queda de maravillas, y devela el profundo y minucioso estudio encarado por Nuñez. La evolución de joven soñadora a reposada princesa consorte está magistralmente traducida por Marianela, cuya actuación emociona profundamente y la consagra definitivamente en su país.
En el protagónico, Alejandro Parente también demostró gran solvencia dramática. Toda la experiencia escénica de nuestro primer bailarín queda expuesta en este Onieguin, transformada en uno de los mejores papeles de su nutrida carrera.
Lensky, el apasionado poeta -la contrapartida del despectivo Onieguin-, tuvo en la figura de Federico Fernández a un intérprete ideal. Romántico, de espléndida presencia, con elegancia de port de bras, seguro como partenaire, y evolucionando en la faz expresiva, Fernández sigue afirmando que es uno de los más talentosos bailarines de su generación. Natalia Pelayo compuso a Olga con frescura y buena técnica; y Vagram Ambartsoumian puso su eficaz máscara actoral al servicio del personaje del príncipe Gremin.
El cuidadoso trabajo de reposición de Agneta y Victor Valcu dio como resultado que la nueva camada del Ballet Estable pueda absorber todos los detalles del particular estilo neoclásico de Cranko, haciendo un notable trabajo escénico. Los bailarines mayores, en cambio, fueron inteligentemente convocados para los deliciosos comprimarios de la obra.
Desde el foso, la Filarmónica, con la experimentada batuta de Javier Logioia Orbe, rindió debido homenaje a Tchaikovsky acompañando con precisión a los bailarines. Patricia Casañas
Fue el 11 de septiembre de 2016
Teatro Colón
Libertad 651 – Cap.
teatrocolon.org.ar