Monólogos de la peste – Actúan: Luis Campos, Gabo Correa, Claudio Da Passano, Poli Dulitzky, Gustavo Garzón, Juan Isola, María Onetto, Agustín Rittano, María Ucedo, Luis Ziembrowski – Música: Martín Pavlovsky – Iluminación: Jorge Pastorino – Dirección: Andres Bazzalo, Julieta Berenguer, Vicky Cipriota, Malena Figó, Andrés Granier, Paula Hernández, Marcelo Melingo, Marcelo Mininno, Juan Parodi, Agustín Rittano – Dramaturgia: Patricio Abadi, Gilda Bona, Bernardo Cappa, Enrique Federman, Mariano González, Gabriel Graves, Esteban Pico, Sol Rodríguez Seoane, Mariano Saba, Paola Traczuk – Selección de autores: Mauricio Kartun – Dirección general: Marcelo Melingo
Importa poco si verdadera o apócrifa, circula una historia que cuenta los minutos finales de Pedro Muñoz Seca, autor español que murió asesinado a poco de haberse iniciado la guerra civil española. El relato asegura que en el momento mismo de enfrentarse cara a cara a sus verdugos, este hombre habría manifestado a viva voz: “Podéis quitarme mi hacienda, mi fortuna, mi patria e incluso, como estáis a punto de hacer, mi vida misma. Pero hay una cosa que no vais a poder quitarme: ¡el miedo que tengo ahora mismo!” .
Probablemente el miedo no sea una cualidad exclusivamente humana, pero si algo nos distingue del resto de las criaturas del reino animal es nuestra capacidad de reírnos ante el espejo de nosotros mismos, incluso en los momentos de mayor angustia. La risa, la capacidad del humor incluso en el extremo, ante nuestra propia caricatura en la tragedia, ese es un rasgo definitivamente humano.
El 2020 será recordado como el año de la pandemia. En el comienzo de la cuarentena consecuente, la sala Caras y Caretas organizó un concurso de monólogos sobre las diferentes situaciones planteadas por dicha situación. La convocatoria fue respondida por cerca de 2500 participantes. Los trabajos de diez de ellos constituyen este espectáculo, que más allá de lo artístico, configuran un testimonio valioso de nuestra realidad. Porque ahora mismo, en los inicios del 2021, la pandemia continúa.
En estos Monólogos de la peste hay un hombre que habla por teléfono con su madre, de quien debiera ocuparse, al mismo tiempo que desea desentenderse de ella. También hay un padre atribulado por el comportamiento de su pequeño hijo, que intenta explicarle a sus maestros -a través de una pantalla, por supuesto- la manera en que el aislamiento de sus pares ha modificado sus conductas. Las mutaciones propias de una fiesta de quince o de una clase de teatro, atravesadas por la distancia y el aislamiento.
Un muchacho que le graba un mensaje de audio a su ex… Una vez, y otra, y otra vez más, arrepintiéndose en cada ocasión justo antes de enviarlo. Las fantasías de una mujer sola en su deseo sexual, sin manos ajenas que puedan tocarla; y en el otro extremo la pareja harta de compartir un mismo espacio, al punto de volverse despreciables. Seres humanos que ya no interactúan, pese a la necesidad de hablar con alguien más; una situación que desde otra mirada puede ser llevada al extremo del trastorno disociativo, con personalidades múltiples. Todo esto y más hay en estos diez monólogos, en los cuales se juega con el límite que separa una realidad contemporánea e indudablemente compleja con el humor.
En Monólogos de la peste, la necesidad de reírnos de nosotros mismos está a la vista, presente todo el tiempo. Se vislumbra en los textos, en las actuaciones, y también en la actitud del público, todos con el correspondiente barbijo y debidamente distanciados. Por su parte, el formato mismo del monólogo marca de hecho un distanciamiento físico: incluso cuando sobre el escenario se representen diferentes comunicaciones, todas ellas están teatralizadas. El actor dice, pero sus interlocutores están invariablemente ausentes. La ficción y la realidad se tocan: la pandemia sigue instalada. Nos reímos de nuestras propias caricaturas porque hacerlo nos aliviana.
El distanciamiento, las soledades y los otros; de eso se trata. En el medio, la tecnología que mediatiza, que nos conecta y al mismo tiempo nos separa. Acaso el virus haya quedado reducido apenas a la dimensión de una excusa. La multiplicidad de miradas en el recorrido por estos diez breves monólogos es interesante, pues en el contexto de esta pandemia cada persona atraviesa una experiencia distinta. La variedad mantiene el interés, pero además cada uno de los Monólogos de la peste nos acerca a una vivencia particular, diferente de las demás, pero que de todos modos todos podemos reconocer, para reírnos de ellas. Vale decir, de nosotros mismos.
Existe cierta melancolía, curiosamente, detrás de cada broma. Los encuentros atravesados por la pantalla se combinan con una angustia incierta pero tangible y las expectativas de saber cuándo el mundo volverá a ser como solía ser antes del inicio de esta peste. Tal vez no porque realmente fuese un mundo mejor, pero sí porque al menos era un mundo conocido y previsible. ¿Terminará alguna vez la pandemia? Por lo pronto, regresar al teatro presencial ha sido una experiencia gratificante. ¿Volveremos a la normalidad plena alguna vez? Por el momento no hay una respuesta clara. Germán A. Serain
Se dio hasta marzo 2021
Sala Caras y Caretas
Sarmiento 2037 – Cap.
carasycaretas.org.ar
Comentarios