MARÍA MARTA GUITART, entrevista

Poesía y pasión en un sentido homenaje a Federico García Lorca

María Marta Guitart, que comenzó recitando poesía en los colectivos, nos habla de su gran amor por la obra del poeta andaluz Federico García Lorca y de cómo concibió su espectáculo Federico tuvo un sueño, donde la voz es la protagonista y donde el canto y la actuación confluyen para brindar al público la exquisitez de unos textos que aun hoy nos permiten volver a presenciar la revelación de su belleza.

Mientras prepara su próximo show ¡Vení…vamos a cantar de amor! que dará junto a Pepa Luna el 7 y 14 de febrero en el Museo Fernández Blanco, nos cuenta de este homenaje a Federico que realizó un extenso recorrido, desde que se estrenó en una sala en 2006. 

¿Como fue  el recorrido de Federico tuvo un sueño hasta llegar a la actualidad?
Es un espectáculo muy querido por mí, muy singular. Yo creo que comenzó a nacer antes de ser pensado siquiera; hijo del deseo y la inocencia que dieron a luz una hermosa conjunción. Nació en los colectivos, cuando empecé a recitar a Federico, y en 1998 encontré en la Biblioteca Nacional, en el homenaje a los 100 años de su nacimiento, el cuento Sueño de Federico García Lorca de Antonio Tabucchi, que me conmovió tanto. Sentí que tenía que hacer algo con ese cuento. Empecé a hacer la dramaturgia, la adaptación del cuento; se fue armando con los textos que tanto me gustaban y se fue transformando mucho con los años. En 2006 se lo mostré a Julio Chávez cuando yo estudiaba con él. Cuando fui a anotarme en su curso, le dije en la entrevista que yo trabajaba y vendía chorizos en una parrilla, por lo que pagar la cuota me iba a resultar difícil, pero no imposible. Yo tenía el profundo deseo de ir a sus clases, porque en esa época trabajaba en los colectivos. Él me preguntó: “¿vos sos la que hace Lorca en los colectivos?”, y me dio media beca para estudiar con él, que para mí fue un año y medio de fiesta y aprendizaje.

Un día, así de caradura como era, le dije: “Julio, estoy armando un pequeño espectáculo, ¿te lo puedo mostrar?”. Me respondió que sí, y recuerdo que me me dijo que tuviera confianza al usar los elementos y que era muy bueno que tuviera autonomía. Fue como una llave para todo lo que vendría después. Con el espectáculo fui a España con la compañía de mi amiga y directora Inés Saavedra y tuve la inmensa alegría de hacerlo en el Celcit España, en Almagro. Luego aquí vinieron salas, festivales, algunos premios, y muchas funciones en los colegios hasta el día de hoy.

¿Cómo vas trabajando en tu voz y en tu cuerpo los textos de Federico tuvo un sueño?
Muy honestamente, siempre desde mi sentir profundo, sin pensar ni analizar, solo el viaje de adentrarme en esa profundidad viva es magia para mí. Ya perdí la cuenta del número de funciones que tengo en estos 15 años, y sigo descubriendo cosas. Es un gran desafío cada vez que regreso. La voz se coloca sola, va transformándose con los personajes y sentires, lo mismo que el cuerpo. Trabajo mucho con las imágenes y sensaciones.

¿Cómo concebiste el vestuario y los elementos con que interactuás en escena?
Lo fui armando con lo que tenía. Mi madrina me había regalado ese vestido. La falda era de mi mamá: un tesoro, es de Elsa Serrano (mi mamá la compró para un viaje) y luego yo la adapté. Los zapatos de flamenco son los mismos hace 20 años. Me da mucha ternura ese impulso, ese deseo de con casi nada hacer un montón. Es lindo repasarlo, todo lo hice con inmensa ilusión y compromiso, como dice Federico: hay que recuperar la fe creadora. Eso no tiene precio: el amor y el impulso siguen siendo sagrados para mí.

¿Qué nos sigue atrayendo tanto de los versos de Federico en nuestros tiempos?
No hay duda de que toca lugares de otro lado, de otros sitios del alma y de la realidad, que hay duende, que como dramaturgo y poeta es inigualable. Es magistral su corazón de niño al servicio del teatro y de la poesía. Al decir “corazón de niño” hablo de saber decir la verdad con la más grande de las ternuras y con otra dimensión de la belleza aun en lo terrible.

¿Federico fue un alma incomprendida?
No sé… depende por quién, claro. Su madre lo apoyó, su familia lo amó, el público lo aclamó… yo creo que pudo tener alas y volar y ser y mostrar su don al mundo. La injusticia y la miseria humana existen desde tiempos inmemoriales y fue una de sus víctimas. Él soñaba con un mundo distinto, nuevo, diferente.

¿Cómo leer sus textos desde una perspectiva actual?
Para mí solo leerlos, y comprender con el corazón, como dice Peter Brook, «cuando un hombre siente, comprende”. Es algo muy vivo lo que dejó: amor, dolor, injusticia, sueño, deseo al alcance de cualquier alma humana, de cualquier tiempo, de cualquier lugar del mundo.
Para mí, Federico García Lorca es un amor muy especial. Interpretarlo es hacer un viaje a otro lugar del alma. Es el teatro que nombra con tal crudeza y tal poesía que te abraza, invita a hacerlo. Yo creo que por esa profunda belleza que sostiene aun en lo terrible, su teatro y su poesía son reveladores, son vivos, genuinos, mágicos.

¿Te parece que en su poesía prima el dolor o la pasión?
Para mí está todo: la vida desnuda y descarnada, amor, dolor, pasión, entendimiento de la muerte, de la injusticia, hasta la de su propia muerte.

¿Hay algo de Federico en sus personajes?
Hay algo suyo en Doña Rosita, y en Yerma hay algo de su propio deseo y una capacidad extraordinaria de dar voz a su sentir y al del universo de las mujeres, como solo Federico García Lorca pudo hacerlo. Cuando hago el final y es el texto de Mariana Pineda, me imagino el instante de su fusilamiento, el horror de dejar a su madre, a sus sobrinas, a su padre y hermanos, ese instante en el barranco de Víznar donde ya sabía que no había retorno… y es el perfecto decir de Mariana…yo soy la libertad porque el amor lo quiso, amor, amor, amor y eternas soledades.

Contanos de las proyecciones de este show, y de las próximas fechas de tus espectáculos.
Federico tuvo un sueño seguirá haciendo sus giras. En marzo participaré de un Festival al aire libre en Almagro con esa obra y con Gabriela Infinita, y el 7 y 14 de febrero estrenaremos ¡Vení… vamos a cantar de amor! junto a mi amiga y compañera Pepa Luna , un nuevo espectáculo sobre el amor, en el que nos seguimos preguntando de qué va la cosa (risas) y en el que vamos a invitar al público a un viaje para renacer después de este año tan duro, vamos a reír, llorar y cantar de amor en los jardines.

¡Vení… vamos a cantar de amor!
Se dio hasta 14 de febrero 2021
Museo Fernández Blanco
Suipacha 1422 – Cap.
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