La noche es fría, pero no por ello deja de ser agradable. En el cielo, si uno levanta la vista, pueden observarse algunas estrellas. Dos personas se acercan al lugar en donde el cuarteto del saxofonista Sebastián Mazzalupo presentará su flamante disco: El gran escultor. Los minutos se estiran pacientemente, hasta que por fin llega el momento de ingresar. Para sorpresa del par de personas antes referido –quien escribe estas líneas y su acompañante– el recital en cuestión transcurrirá con los cuatro integrantes del grupo sobre el escenario… y solamente dos espectadores del lado del público. La velada será magnífica, por cierto. La infrecuente situación no hará mella en el ánimo de los músicos, ni mucho menos en el disfrute de la reducida audiencia. Aunque se supone que no sea esto lo que debe suceder cuando un grupo de artistas decide realizar una presentación.
Mazzalupo nació en Buenos Aires en 1974. Es saxofonista, compositor, arreglador y docente. A la hora de tocar tiene un sonido limpio y muy buen humor. Su estilo se lleva particularmente bien con la balada, pero también con el swing, y no duda a la hora de explorar combinaciones rítmicas que nacen en un bop moderno, pero nos llevan de paseo por diferentes paisajes. En el piano está Miguel Marengo, quien se luce y demuestra que no por nada lleva recorrido un buen camino en la huella del jazz argentino. En el disco que se presenta, editado por el joven sello independiente Kuai Music -rebosante de excelentes propuestas-, el contrabajo está a cargo de Juan Manuel Bayón y la batería es responsabilidad de Carto Brandán, otros dos nombres que suenan con mucha frecuencia en la movida jazzística porteña. Pero ambos tenían otros compromisos, y en esta noche intimista se lucen, respectivamente, Mauricio Dawid y Pedro Etcheberry.
Todos son magníficos músicos, y lo demuestran sobradamente, no solo en lo que suena, sino además en su actitud. Los temas de El gran escultor van pasando de uno en vez, dejando constancia de que existe un jazz local absolutamente vivo, creativo y muy rico en propuestas. Los músicos se divierten tocando y comparten con los dos espectadores su buena onda y sus ganas de pasarla bien.
Buenos Aires es una ciudad con muchísimas propuestas musicales y culturales. A veces son tantas las opciones que algunos escenarios pasan inadvertidos. Pero cuando usted sepa que cualquiera de estos músicos va a tocar en una velada de jazz, sea en este bar librería llamado Borges 1975 o en otra parte, no lo dude: vaya a escucharlos. Va a pasarlo muy bien. Germán A. Serain
Fue el 2 de septiembre de 2016
Borges 1975
Jorge Luis Borges 1975 – Cap.
(011) 3973-3624