ANDRÉS HAYES, 7 es el séptimo

Presentación del más reciente disco del saxofonista y compositor argentino

El jazz argentino ha crecido mucho en las recientes décadas. Muchísimo, debería decirse, para ser justos. Con artistas inspirados y creativos que han sabido rescatar elementos de otros géneros musicales, sin quedarse estancados en copias. Además han tomado la postura de no caer en falsos divismos, para incursionar en valiosas colaboraciones recíprocas, haciendo crecer una discografía que cada vez presenta más álbumes que vale la pena escuchar y atesorar. Hoy les presentamos 7, el séptimo disco del saxofonista y compositor Andrés Hayes.

Es un trabajo elaborado en formato de septeto, que para no complicar las cosas ha sido bautizado sencillamente con un número: 7. Grabado durante la pandemia, el grupo incluye, además del propio Hayes en saxo y composición, a dos guitarristas –Damien Poots y Ramiro Franceschin-, al siempre notable trompetista Juan Cruz de Urquiza, a Ezequiel Dutil en contrabajo y Bruno Varela en batería, sumando finalmente en dos de los temas a una joven cantante y además letrista: Juana Sallies.

Conversamos con Andrés Hayes sobre 7

Más allá de este disco en particular, me gustaría preguntarte, desde tu experiencia, ¿cómo nace un disco?

Hay diferentes maneras. En mi caso, un disparador para componer es definir una instrumentación, una formación con la que quiero tocar. Ahí empieza a aparecer un color y una textura. También es un límite que me contiene, que me marca un camino y me da recursos. Otro disparador es lo que estoy estudiando en el momento. Puede ser armónico, melódico o rítmico, y lo utilizo a la hora de componer. También puede ser la influencia de un disco que esté escuchando, un instrumentista o un arreglador; un libro que esté leyendo… Y después tengo bocetos guardados, que revivo y les doy una nueva forma. O temas que no pude resolver en su momento, inconclusos, a los que les doy otra oportunidad.

Ya más al final del proceso, cuando tengo varios temas compuestos, juego a que soy compositor por encargo. Por ejemplo, si hice dos baladas me propongo hacer un tema up tempo, esto también pensando en el vivo.

Contame entonces cómo nació 7, cómo se conformó el grupo, cómo se armó la producción.

La verdad es que 7 nace a partir de Marea alta, mi disco anterior. Muchas veces se dice que una composición surge ya con otra al lado. 7 llegó como una respuesta que complementó lo hecho en aquel otro álbum. Tuve ganas de probar otra manera de componer y de arreglar. Otro disparador fue animarme a buscar otros colores, quizás en nuestra música folclórica, en la canción y en una raíz un poco más rockera.

Cuando llamé a Ramiro Franceschín y a Damien Poots, para ser las guitarras del álbum, fue con la intención de buscar dos personalidades con sonoridades bien diferentes, para jugar con ese contraste. Una guitarra es más limpia y la otra con más efectos.  Ellos se entendieron muy bien, al punto de que cuando acompañan juntos por momentos parecen un arpa. Son muy generosos y tienen su ego bien colocado. La energía la ponen para el proyecto y supieron intercambiar con mucha fluidez los roles.

Por otra parte, siempre quise que Juan Cruz de Urquiza fuese parte de algún proyecto mío. Por suerte esto con 7 se pudo dar. Él es un referente para todos los que formamos el grupo. La presencia de su trompeta se nota y mejora el proyecto. Es un desafío tocar un solo después de él. Y en cuanto a la base rítmica, tener a Bruno Varela y a Ezequiel Dutil en la percusión y el contrabajo me dio mucha seguridad. Con ellos tenemos varios proyectos compartidos, somos de una misma generación.

De este álbum me llamaron la atención dos cosas. La primera es la inclusión de la voz. Cómo se dio este cambio que te lleva del formato estrictamente instrumental a la composición de canciones con un texto, y cómo fue la elección de la voz para interpretarlas.

Con Juana Sallies se armó una dinámica muy orgánica: yo le mandaba la música, y ella le ponía la letra. Esto sucedió de manera muy fluida. Es una excelente letrista y cantante y fue muy fácil trabajar con ella. Durante el momento más fuerte de la pandemia sacamos dos simples: El presagio de las estaciones y El ápice, que lo grabamos a distancia. También quedé muy contento con esos resultados.

Lo otro que me llamó la atención es el eclecticismo musical de este álbum. Me pareció escuchar influencias evidentes de Luis Alberto Spinetta, cosas más jazzeras, algunas bases que coquetean con la música latinoamericana… 

Si, es verdad. Esas influencias siempre estuvieron en mí, sólo que en 7 aparecieron de una forma más evidente. Spinetta claramente es una influencia para mí desde que puedo recordar. Su música me marcó mucho, y de hecho en Marea alta incluí un arreglo de su tema Kamikaze. Es evidente que Juguete rabioso, Danza y En el jardín son temas con colores muy diferentes, pero igualmente me da la sensación de que en la escucha el disco completo tiene una unidad. Yo siempre recomiendo que se escuche un álbum de principio a fin, y no como una colección de simples.

¿Sabés qué sigue en tu futuro artístico cercano?

En principio presentar en vivo 7. Y, por qué no, en un futuro próximo volver al estudio para un nuevo proyecto.

Andres Hayes El Aura (Del disco 7)

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