INCENDIOS, trágicos círculos

Una historia de desencuentros en la tradición de la tragedia clásica

Actúan: Estefania Acosta, Anael Bazterrica, Silvia García, Federico Guerra, Héctor Guido, Claudio Lachowicz, Pablo Pipolo, Sebastián Silvera, Solange Tenreiro, Elizabeth Vignoli – Vestuario: Antonio Medeiros – Escenografía: Fernando Mello Da Costa – Iluminación: Luiz Paulo Neneim – Música: Tato Taborda – Autoría: Wajdi Mouawad – Dirección: Aderbal Freire Filho

Imagine el lector una casa sin paredes internas, cuya planta presente la forma aproximada de una letra K. En cada ángulo de este imaginario polígono se ubica una persona. Según el ángulo que ocupe cada quien, podrá ver a algunos de los otros ocupantes de la casa, pero no a los demás. Este planteo, explicitado en escena dentro del desarrollo de la obra, da cuenta de la naturaleza del conflicto que se plantea en este drama escrito por el dramaturgo libanés Wajdi Mouawad (n. 1968), llevado a la escena por la compañía teatral El Galpón de Montevideo, bajo la dirección del brasileño Aderbal Freire-Filho.

Por lo menos tres historias diferentes se superponen, casi fantasmalmente, sobre el escenario. Tres historias que implican una búsqueda de identidades y de orígenes comunes. Y en medio de estas búsquedas, el horror de la ignorancia, el desentendimiento, el desencuentro, la guerra. Un dispositivo escénico tan sencillo como efectivo permite anular las distancias de tiempo y de espacio que suponen las diferentes acciones que se van sucediendo sobre el escenario. Una mujer que ya ha muerto reconstruye su historia, callada durante muchos años, a través de su propio relato y el de sus dos hijos gemelos, que van a la búsqueda de un pasado que ni siquiera intuyen, pero del cual inevitablemente forman parte.

Con una enorme carga de la tradición trágica propia del teatro clásico, con momentos de gran belleza metafórica y otros de extrema crueldad, Incendios es una crítica a la naturaleza bestial del hombre, al mismo tiempo que un canto a la humanidad que todavía queda para rescatar en cada uno de nosotros. Es una pena que solamente hayan podido programarse cuatro funciones de esta obra, en general muy bien actuada, que en algún punto nos hizo recordar la tragedia de la ópera Il Trovatore, con ese destino implacable que lleva a los tristes protagonistas de la historia al peor desenlace imaginable. Si se repone, no dude en ir a verla.  Germán A.  Serain

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