GONZALO SALDÍVAR, gestión y pasión coral

Una charla con el coordinador de los conciertos de la Catedral Anglicana de Buenos Aires

Violinista y violista, Gonzalo Saldívar -oriundo de Quilmes- se formó en dirección coral y orquesta y ha integrado importantes asociaciones corales. Hoy produce el programa Hacedoras de música que se transmite por Radio Nacional Clásica y conduce su compañera de música y de vida, la periodista Margarita Pollini. Además, bajo el lema “Música y Evangelio”, Gonzalo ha emprendido la impresionante tarea de coordinar un ciclo de conciertos gratuitos en la Catedral Anglicana San Juan Bautista, en el microcentro porteño, donde ya han presentado al Ensamble Extramuros y al Quinteto Sigla, y prometen más conciertos de alta calidad.

Gonzalo Saldívar: ¿cómo surge la idea de ofrecer conciertos corales en la catedral anglicana?

Después de dos años de estar encerrados, había una gran necesidad de los músicos. Además, el año pasado se tuvieron que reacomodar los ministerios dentro de la catedral donde nos congregamos. Obviamente, a mí me delegaron todo lo que es música y me junté con Marcelo Centurión, el pastor. Cada año la catedral se enfoca en un proyecto que abarca todos los ministerios. Este año tiene que ver con la misión, y decidimos hacer un enfoque desde el punto de vista evangélico: un buen ciclo de música sacra, pero que también haya música de cámara. El disparador fue un encuentro casual con Ricardo González Dorrego, con quien hicimos música muchos años. La idea con el Ensamble Extramuros era hacer la Messe de Notre Dame de Guillaume de Machaut, obra que no se hace desde hace tiempo y es difícil, pero de todos modos le ofrecí la posibilidad de hacerla en la catedral, que de hecho es una comunidad muy musical: tenemos un órgano histórico, un organista como Ramiro Tunin, un coro góspel que ensaya ahí los sábados y alquila la sala -tenemos un salón bastante grande-, un piano para ensambles que quieran utilizarlo como sala de ensayo. Entonces con Marcelo (Centurión) nos sentamos a diagramar esto y le fuimos dando forma.

Por lo general las iglesias protestantes o reformadas no tienen la misma estructura que una iglesia católica romana. Hay otro tipo de acústica, es otro tipo de instrumento. Es algo que yo lo vengo notando desde hace años de haber tocado mucho en iglesias protestantes: el no tener una cúpula en la zona de altar, el tema de la madera, y otras cuestiones. Acá tenemos templos hermosísimos, como la metodista de la avenida Corrientes, la presbiteriana de Belgrano y Perú, la anglicana, la luterana de Esmeralda y Diagonal Norte. Lo que la catedral anglicana tiene es una caja de resonancia estupenda. En el caso del concierto del Ensamble Extramuros (el pasado 13 de abril), la sonoridad fue impactante: el primer acorde que sonó fue una cosa compacta, que no importa donde uno esté sentado, igual se escucha.

Después del Ensamble Extramuros, el Quinteto Sigla, y la guitarra clásica de Miguel de Olaso. ¿Qué viene?

Dos coros: uno es el del Instituto Nacional Superior del Profesorado Técnico de la Universidad Tecnológica Nacional, que dirige Martín Pittaluga. Es un hermoso coro que este año cumple su vigésimo aniversario y se presentará en agosto. Otro coro que tendremos el 3 de julio es Cámara XXI, que dirige Miguel Pesce. La presentación de ellos va a ser domingo a mediodía, después del culto, pero a su vez el coro va a participar del culto. En las iglesias anglicanas, el coro está a los costados; es algo muy propio de las iglesias anglicanas, presbiterianas, metodistas; muy de iglesia británica, a diferencia de algunas iglesias luteranas o católicas romanas, que tienen el coro atrás. En este caso, como el órgano está al costado del presbiterio, el coro está adelante; canta enfrentado y no de cara al público. Siempre hay que pensar que la iglesia no es una sala de conciertos. La gente que iba a ver La Pasión según San Mateo en tiempos de Bach no iba a ver un espectáculo; iba al culto porque eso formaba parte, había otro concepto, a diferencia de los oratorios de Händel, que eran presentados en el Covent Garden y en teatros.

En cuanto al repertorio sacro de muy alto nivel, tratamos este año es que el repertorio sacro no se quede en una sola confesión de fe, sino que arrancamos con escuela francesa de París, en este caso Notre-Dame. Tendremos al Ensamble Prometheus, que es escuela romana, con obras de Tomás Luis de Victoria y Palestrina. En julio estará Andrés Gerszenzon con la escuela luterana, con obras de Buxtehude, Schütz y Bach. En el caso de Cámara XXI, se trata de música sacra contemporánea; un poco como escuchamos en la presentación del Quinteto Sigla, madrigales de Monteverdi hasta Lauridsen. Todo un amplio espectro. Y a fin de año, la obra anglicana por antonomasia: el Mesías, de Händel. Quizás el año que viene haya más cosas relacionadas con la música sacra, pero que no se quede en solo misas, oratorios… la idea es que la música sacra se vea también en cantatas, en pequeños ensambles, en la música vocal a capella, en el sinfónico coral. Y también habrá grupos de música de cámara.

¿Te ves dirigiendo coros dentro de la catedral anglicana?

Quizás el año que viene. Tendría que volver a rearmar L’Accademia Dissonante, que era el ensamble que yo dirigí. De hecho, en 2015 en la catedral anglicana hice un repertorio de música en la corte Tudor, con obras de Tallis y William Byrd. Tengo en mente algunas cosas más propias de la liturgia, que puede ser tanto inglesa como española. Es una labor que hago en forma personal con un grupo de cantantes que convoco. Con el tema de la gestión hay que estar muy atento a las necesidades del ensamble, las necesidades del grupo; no es simplemente abrir la puerta de la iglesia para que la gente entre. Hay todo un proceso de difusión, de información… igualmente, la catedral tiene un equipo de difusión de actividades varias que realiza la catedral hasta estas actividades musicales y trabaja con un mecanismo muy organizado de diferentes ministerios que a la vez confluyen en uno.

Al inicio hablábamos de la pandemia y su impacto en los coros. ¿Los recursos tecnológicos han aportado algo a la actividad coral? ¿O, por el contrario, le han restado?

Todo, en cierta medida, ha sido prueba y error. Lo vimos en coros vocacionales hasta en algunos trabajos hechos por los ensambles estables del Teatro Colón; lo vimos en la orquesta, el coro, el Polifónico Nacional también hizo algunas cosas. Sabemos que, como tal, la música es en vivo. De hecho, a comienzos de 2020, cuando comenzó la pandemia, yo cantaba en un coro invitado en Belgrano -Coro Gamma- que dirige Gisela Iuterig. Después vino la idea de seguir ensayando por Zoom, preparando una misa de Dvorak. En un momento dije “esto es una locura, es muy difícil, entra todo con delay, no le podés seguir la mano al director”. No me sentí cómodo, ni lo veo como algo cómodo. Pero quizás otros le encontraron la vuelta; sé de coros que seguían ensayando por Zoom y otras plataformas. Sirvió quizás como para mantener la actividad de los coros. Ahí lo veo como algo importante, y de hecho se vio en los cultos de la iglesia, en esto de seguir manteniendo el grupo humano, sea la actividad que fuere: cursos, la facultad, la iglesia, el coro, cuarteto de cuerdas. Lo veo desde ese objetivo, y me parece buenísimo; de  hecho, yo estoy cursando la facultad y lo puedo hacer desde mi casa. Hay beneficios y contradicciones, pero creo que la música es mejor vivenciarla en vivo.

Tu otra faceta es como productor de “Hacedores de música”…

Sí, tiene mucho que ver con cómo lo encaramos, aunque la cabeza es Margarita, que conduce el programa y toma ciertas decisiones. El asunto fue determinar qué formato le dábamos. Arrancamos con el programa y nos encontramos con la pandemia. El interrogante fue ¿qué hacemos?, porque de Radio Nacional nos venían las directivas de hacerlo grabado desde casa, editar la música, fue un trabajo de producción bastante fuerte, ponernos al día con ciertas tecnologías que no manejábamos. Creo que la producción tiene ver con la difusión, con la elección musical, qué criterio utilizar, qué información bajar, qué brindarle a la gente, qué formato darle. Si uno presta atención a los programas que hay los domingos en Nacional Clásica, son programas especializados. Son como programas en bloque, como La Cantata del domingo, que conduce Mario Videla y arranca a las 8 de la mañana, hasta las 21 con Marcelo Lombardero y su programa de ópera.

Incluso La música del Rey David, con Mario Benzecry: música de una etnia, música mosaica, digamos, por darle un nombre, música judía. En este contexto entra Hacedoras de música. El tema de la gestión musical lo manejo desde hace muchos años. Estuve muy ligado al rock, al folklore, en otro ámbito que tenía que ver con el scoutismo, en que teníamos que gestionar festivales; y el haber trabajado en cultura, en la Municipalidad de Berazategui, también me llevó al ámbito de la gestión. El rock tal como yo lo conocí, a fines de los años ochenta o noventa, es muy autogestionable. Y cada coro, cada cuarteto de cuerdas es también autogestionable. No difiere mucho un cuarteto de cuerdas que recién arranca, de una banda de rock de barrio, o de una orquesta de tango o una de jazz. Siempre el tema de la autogestión tiene que ver con esto… el rock tiene el demo, el otro tiene más presentación, pero es más sencillo este tipo de música ya que al no haber amplificación es más fácil de hacer que una presentación de orquesta de tango o de jazz.

Son cosas que se van aprendiendo sobre la marcha. Yo soy una persona muy musical: tengo un bagaje encima que viene con varios estilos musicales. De hecho hice tango hasta hace unos años, soy coleccionista de tango y de jazz, tengo mucho material de rock y de música clásica. Aunque no escucho música clásica en vinilo, cosa que asombra a mucha gente. La música clásica no está pensada para el disco; Beethoven no pensó la música para el disco. Gardel sí pensaba para el disco, al igual que Pink Floyd. Claro que escucho música clásica en disco, pero en CD, pues soy consciente de que es música para escuchar en vivo.

¿Cómo sigue el 2022 para Gonzalo Saldívar?

Vamos a prueba y error, una frase que vengo usando seguido (ríe). A nivel musical, en música clásica, lo veo bien; creo que no hay que centrar todo en el Colón, sino mirar también lo que sucede en la periferia. Estamos esperando a ver qué pasa con Juventus Lírica, con Nuova Harmonia; de hecho, el Mozarteum ya arrancó con conciertos en el CCK. Esperemos que todo siga en marcha como para que la música no decaiga. Este año está todo más encarrilado, lo veo con mucha prosperidad, se van dando las cosas de a poco. Estamos subidos de nuevo al carro de la gestión musical. Esperamos que vuelvan ciclos como El Camino del Santo en San Isidro, San Ildefonso (que maneja Pablo Salzman), el de la Iglesia Metodista de la avenida Corrientes, que volvió a los ciclos corales. Algunas iglesias y algunos ámbitos van retomando, y esperemos que no se vuelva atrás.

Viernes 17 de junio a las 19
Ensamble Vocal de la Fundación Prometheus
Dir.: Giovanni Panella – Obras de Palestrina,
Victoria, Bruckner, Refice y otros.
Catedral Anglicana San Juan Bautista
San Martín 282 – Cap.
catedralanglicana.org.ar

Entrada libre y gratuita

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