Fuego entre mujeres – Actúan: Dalma Maradona, Irma Roy, Mónica Salvador – Vestuario: Vessna Bebek – Dramaturgia y Dirección: José María Muscari
La abuela, víctima de un accidente casero con un calentador, ha quedado con gran parte de su cuerpo quemado. La infortunada y cándida mujer –en apariencia- ha perdido a sus hermanas en ese episodio. La hija, lesbiana y alcohólica recuperada –en apariencia-, junto a la bulímica nieta, quieren someterla a un trasplante de piel. Como las apariencias engañan, pronto se verán los conflictos y saldrán a la luz evidentes verdades que no se querían ver, o no deberían haberse visto.
La vuelta de tuerca que el director José María Muscari ha encontrado para esta nueva puesta en escena de su propia obra, sumada al cambio de elenco, mejora con creces aquella Piel de chancho que estrenó en el Teatro del Pueblo durante 2006. A tal punto han sido bienvenidos esos cambios que la obra parece otra, aunque sea la misma. Quizás por esa razón se conoce con otro nombre, y la música de Sandro está omnipresente en las alteradas relaciones de estas tres mujeres con diferentes trastornos.
El texto es graciosamente provocador y deja claro hasta donde es capaz de llegar el ser humano con sus miserias, sus perversiones, su egoísmo, su crueldad e hipocresía en el trato cotidiano, llegando a la humillación y la violencia verbal que se hace presente en muy creativos y delirantes insultos y epítetos de toda laya. Es un humor muy particular que no desdeña lo negro y lo comercial, apelando a menciones de conocidas marcas actuales y pretéritas. Aunque parezca increíble, estas mujeres se quieren, se necesitan, pues cada una sin la otra sería una desgraciada. Hay algo más que las une: la incondicional pasión por Sandro. La vida así parecería tener un sentido, por lo menos hasta el sorprendente final.
El delirante vestuario y la coloridamente plástica escenografía, tan estéticamente kitsch, conforman el adecuadísimo marco para el relato. Irma Roy compone con misterio su maquiavélico personaje, dejando entrever con elocuentes miradas lo que trama en su mente perturbada. Mónica Salvador personifica a la madre, en un notable trabajo actoral, que denota sus histriónicas posibilidades cuando es llevada de la mano de un buen director. Lo mismo ocurre con Dalma Maradona, quien evoluciona favorablemente desde sus primeros e inseguros pasos. Martin Wullich
Se dio hasta mediados de 2010
Teatro Tabarís
Av. Corrientes 829 – Cap.
fuegoentremujeres.blogspot.com
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