La poesía, mucho más que cualquier otro género literario, enfrenta de manera salvaje al lector con la intimidad del autor. Por supuesto, siempre puede este camuflarse, utilizar su obra a la manera de un disfraz, o de una sutil máscara. Pero no parece ser esto lo que sucede en Ese oleaje hirviente, una bellísima selección de poemas escritos por María Evangelina Vázquez. Voluntariamente expone su sensibilidad de un modo extraordinariamente sincero -y por ello mismo valiente- a través de su arte.
Conservo esta imagen de mis años de colegio: / una chica flacucha y dientuda mira al cielo / mientras las de piernas macizas / como animales / se pasan la pelota con el palo de un lado al otro…
Un libro de poesía no es un libro cualquiera. Por lo pronto, no es posible leerlo de un tirón. Porque cada poema requiere un tiempo de silencio después de haber sido abordado, para que decante, antes de pasar al siguiente. Y para quien se propone hacer una reseña de un libro de poesía, el desafío es doble, pues debería intentar, por lo menos, discernir en dónde se encuentra aquello que lo fascina. Pues -la confesión ya está hecha- Ese oleaje hirvente es un libro que este comentarista encuentra fascinante.
A veces las palabras / remaban en su contra / Ella tenía que avanzar / luchando contra una marea densa / disipando remolinos y olas espesas / en una corriente adversa
Ejercicio impropio el del crítico: apreciar una poesía y tener que encontrar el modo de explicarle al lector -no de la poesía, sino de la reseña- adónde debería centrar su atención al momento de leer los versos de la autora. O bien contarle, previo a tal experiencia, con qué ha de encontrarse si se anima, etcétera. Es decir, nada más alejado de la poesía. Pero el compromiso está asumido, de manera que habrá que encontrar el mejor modo de hacerlo.
Me miro al espejo / mientras este hielo se va / derritiendo / El agua congelada / se vuelve río / Y pasan los días / como hojas en el viento
La poesía de María Evangelina Vázquez bucea por debajo de las superficies. Es una literatura que sale al rescate de los pequeños detalles, esos que usualmente pasan desapercibidos ante los ojos del común de la gente, y los revela como focos de atención fundamentales. Allí está la búsqueda de un sentido que trascienda la experiencia de lo cotidiano. Allí está probablemente la identidad y la historia -tanto el pasado como el presente- de la autora, pero también muchos lectores podrán sin duda verse reflejados en sus palabras.
Quisiera atar a mi imaginación / Amordazarla / Arrinconarla / para que no logre estrangularme / con sus manos asesinas / Para que no perturbe / la calma del lago / tirándole piedras / Para que no / incendie las hojas de este libro que leo
Así es la poesía: algo que en ocasiones sucede incluso a pesar del propio poeta. Y el lector puede aprovecharse de esta inevitabilidad, para reconocerse y para hacer su propio ejercicio de catarsis. Mientras tanto -porque cada poesía exige un tiempo de silencio- solo volveremos a señalar que en Ese oleaje hirviente hay algo, aunque acaso no podamos precisar exactamente de qué se trata. Y tal vez lo mejor sea que no lleguemos a saberlo nunca. Germán A. Serain
Ese oleaje hirviente
María Evangelina Vázquez
Alción Editora
134 páginas
María Evangelina Vázquez es periodista, poetisa y redactora en sitios de cultura. Se formó en talleres de escritura, poesía y lectura con destacados escritores y profesores. Hizo cursos sobre arte, filosofía, música y literatura en el C.C. Rojas, el Instituto Mallea, el C.C. de España, el C.C. San Martín y la Asociación Amigos del Museo Bellas Artes. También se forma como cantante. Es asimismo una activa colaboradora de este portal.
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