REFUGIO DE PECADORES

Del ingenioso autor y director Mariano Moro, este refugio propone un atractivo inusual, en tono de teatro y danza, comedia y tragedia.

Actúan: Emiliano Dionisi, Cecilia Elías, Miguel Ángel Elías, María Rosa Frega, Sofía Mazza – Vestuario y Escenografía: Geraldina ParentiIluminación: Marco Pastorino – Coreografía, Guión y Dirección: Mariano Moro

El público entra a la sala y algunos de los actores ya están en escena. No hablan, pero dicen. Y dicen mucho. Es a través del lenguaje corporal, los gestos, el adecuado vestuario, la escenografía y la iluminación, que se va entrando en la historia de este burdel, refugio de pecadores. Entre tanto, Marie Laforêt desgrana su “mon amour, mon ami, quand je chante, c’est pour toi” y uno se pregunta si será por estos seres -solitarios, inseguros, de historieta- que ella canta.

Marie –Cecilia Elías– toca una serie de temas franceses en un pequeño fun machine, añorando quizás a su patria y sin hacer el más mínimo esfuerzo por hablar español. Es que L’enfant –Emiliano Dionisi– domina el francés y siempre la traducirá, dando lugar a algunos de los más ricos y divertidos momentos de esta propuesta.

Entre canciones de la Piaf, Julio Iglesias, Jeannette, José Luis Perales o María Jiménez -cuyas letras remedan lo que se vive en escena- y creativas coreografías -que son también el escape de estos marginales a la vez pueriles y lujuriosos- aparecen los problemas. El prostíbulo no funciona muy bien y la madama –María Rosa Frega– castiga a Julio, su pareja –Miguel Angel Elías– a quien ya no le excitan los sádicos actos de la señora que se siente la Venus de las Pieles. Además ella insiste en que hay que echar al niño. Pero resulta ser el que más dinero deja, el más requerido, el que es carne de pederastas y perversos, el que seduce desde su fingida inocencia a quienes buscan descargar sus más oscuros deseos. Y el que finalmente se ganará el corazón de Julio, quien desde su sumisión sabrá rebelarse y responder a la cantada pregunta “¿porqué te vas?”.

Los personajes hacen partícipes a los espectadores a través de la mirada, se confabulan desde el primer momento, entablan un diálogo casi individual. Esto ya es un sello de su autor y director Mariano Moro, quien maneja al grupo con notable precisión y sabe aprovechar las virtudes de cada uno. Por momentos detiene la acción en perfectas posiciones fotográficas, y vuelve a romper el cuadro para continuar la acción.

Frega encarna con gracia a la sádica madama con tono intimidante. Sofía Mazza interpreta una prostituta descarada y atrevida. Miguel Angel Elías da rienda suelta a lo que mejor sabe hacer, bailar, y con mucho profesionalismo compone un personaje adusto y reservado que se las trae.

Cecilia Elías sorprende con sus mohínes de francesita seductora, haciendo gala de su perfecta pronunciación gala. La picardía y el diálogo casi sin palabras que tiene con el niño son aditamentos a su creatividad actoral mental y física.

Dionisi recrea al niño –terrible, ingenuo y adorable- quien con sus deslizamientos corporales, sus escapes a través de un viejo visor tridimensional, sus ansias de un hogar cuando sumerge la cabeza en una casita de juguete, su vestimenta de marinerito, busca una protección que no tardará en llegar. Es un perfecto lolito. No hace falta que diga nada, tiene elocuencia gestual, es notablemente expresivo, transmite sentimientos, atrapa con su mirada, subyuga con su pequeño cuerpo que esconde un actor colosal.

Entre tanto, Marie Laforêt sigue con su letanía, “on ne sait jamais jusqu’où ira l’amour, et moi qui croyais pouvoir t’aimer toujours”. Frecuentar este prostíbulo onírico y bizarro, erótico y provocador, es una experiencia diferente y atrapante.  Martin Wullich

Se dió en Patio de Actores
Lerma 568 – Cap.
(011) 4772-9732

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