El mundo lírico es vasto como el planeta que habitamos, pero quizás lo conozcamos en parte. Afortunadamente, la tecnología ha ayudado a acortar distancias, y hasta nos da la oportunidad de sorprendernos gratamente con propuestas artísticas a las que difícilmente, por cuestiones varias, podamos acceder. En esas búsquedas uno puede toparse con nombres que quizás digan poco o nada pero que disparan una sana curiosidad para seguir indagando, además del placer de la buena música. Así llegamoa a conocer a Asmik Grigorian y su canto.
Asmik nació en Vilnius, Lituania, en 1981. De padre armenio, el tenor Gegam Grigorian, y madre kastí (es decir, “no armenio/a”), la soprano spinto lituana Irena Milkevičiūtė, Asmik se formó musicalmente en su país de origen, en la Academia Lituana de Música y Teatro. Lituania la vio dar sus primeras performances como soprano; luego, Asmik cantó en sitios como la Ópera Nacional de Letonia y el suntuoso Teatro Mariinski de San Petersburgo.
Desde hace casi una década su carrera internacional ha abrevado en otros lugares: Viena, Berlín, Londres, Estocolmo, Salzburgo, Edinburgo. Entre los papeles que ha hecho están Tatiana (Eugene Onegin) y Nastasya (La hechicera), ambas óperas de Tchaikovsky; Fedora (de la ópera homónima de Umberto Giordano); Marie (Wozzeck, de Alban Berg); y como lo hiciera su madre, Cio-Cio-San en Madama Butterfly.
En 2019 Asmik se presentó en la tierra de su padre, en Ereván, en un concierto homenaje a Gegham, fallecido en 2016, junto con la Orquesta y Coro de la Ópera y Ballet Nacional de Armenia, dirigida por el estadounidense Constantine Orbelian. La apertura fue con una estupenda ejecución del Preludio del Acto 3 de Lohengrin, de Richard Wagner; luego, Grigorian continuó con repertorio alemán: cinco lieder de Richard Straus: Cäcelie, Zueignung, Meinem Kinde, Allerseelen y Morgen, todas de magnífica interpretación. La Polonaise de Eugene Oneguin, de P. Tchaikovsky, fue el precioso interludio orquestal para el regreso de Grigorian y su Tatyana (Eugene Oneguin), un papel con experiencia y con el que dio que hablar el año pasado en el Edinburgh International Festival.
Siguieron coro y orquesta con Gli arredi festivi, de Nabucco, de gran lucimiento ambos, y Asmik volvió al escenario para cantar la Canción a la luna, de la ópera Rusalka, de Antonin Dvořák. Con esta pieza del compositor checo se hizo el pasaje al segmento armenio: se escucharon dos fragmentos de la ópera Anoush de Armen Tigranian: Hambardzum yayla (interpretada por el coro) y el Aria de Anoush, cantada por Grigorian. Por último, Asmik, que cantó en homenaje a Gegham, su padre, hizo también un tierno guiño hacia Irena, su madre: el aria de Cio-Cio-San Un bel di, de Madama Butterfly, ópera en la que sus padres participaron juntos décadas atrás. Viviana Aubele
Irena Milkevičiūtė / Gegam Grigorian / Vogliatemi bene, Madama Butterfly
Sitio web de Asmik Grigorian
Asmik Grigorian en Lithuanian Culture Institute
Asmik Grigorian como Tatyana, de Eugene Onegin
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