AMORELA, naturaleza en una fábula blanca

La cantante y actriz santafesina nos presenta su primer disco como compositora solista

Cintia Amorela Bertolino posee una larga trayectoria. Las artes son el verdadero alimento de su espíritu inquieto,  siempre buscando nuevos proyectos y construir con otros, porque de ese intercambio nace la creación artística. No faltan en sus canciones cantos de homenaje a la tierra madre y a sus antepasados. La música conserva para Amorela algo de los juegos infantiles. “Independientemente de la historia que traigamos, la música nos habilita a recordar, sanar, alivianar, acompañar, lanzarnos a jugar sin importar la edad… Me gusta mucho decir que las canciones son siempre una posibilidad: de reflexión, de recogimiento, de refugio, de esperanza, pero por sobre todas las cosas, una posibilidad de encuentro para acercarnos y comunicarnos”, resalta la artista. Por supuesto, hablamos de Fábula Blanca.

¿Qué tienen tus canciones para decirnos sobre la tierra madre?
Las canciones que he construido en todo este tiempo son ofrendas, creo en verdad que las canciones siempre lo son.  En muchas se hace presente la honra a la naturaleza, al entorno y al contexto en el que nos encontramos como especie. Sabemos que la tierra es nuestra gran madre, tenemos la gran oportunidad de vincularnos con su entorno de maneras muy diversas. Quizá algunas de estas canciones son posibilidades  para pensar en vincularnos desde el cuidado, o al menos registrar de qué manera interactuamos con el medio que nos rodea.

¿Cómo rememorás las inundaciones en Santa Fe en tu canción Abrenmil?
Abrenmil brotó del agua para el agua, una vez más la ofrenda se hace presente. Nace observando y honrando los rastros, la ruina, los fragmentos y la reconstrucción de muchas familias que atravesaron esa situación.

¿Qué hay de tus antepasados en tus canciones?
Mis ancestros también forman parte de esta honra de canciones,  pero se hace extensivo a todos los ancestros que a través del tiempo y de luchas inimaginables han posibilitado que hoy estemos habitando este presente.

¿Por qué has decidido llamar Fábula blanca al disco?
Cada una de las canciones representa un capítulo diferente de mis etapas creativas y, como una fábula se presentan reunidas para narrar un viaje, un transitar, una fábula ya dicha o por imaginar, una fábula blanca.


¿Cómo ha sido tu formación como música y cantante?
Se inició desde pequeña recurriendo a la educación formal y la no formal. Afortunadamente continúa hoy, porque creo que no tiene fin. Particularmente el instrumento vocal requiere de un trabajo diario, es de vital importancia la actividad de nuestro cuerpo, que es el propio instrumento. Más, considero que mi mayor escuela han sido los proyectos musicales y escénicos en donde el aprendizaje no solo en materia artística, sino también en la autogestión, se da de manera colectiva y colaborativa.

¿Este es tu primer proyecto solista?
Sí, mi primer proyecto con nombre propio y me encanta decirle proyecto personal porque, por más que sean mis propias canciones y las presente en primera persona, por fortuna nunca es sola. Es necesario siempre construir con otros, y a esa condición la considero un gran regalo.

¿Cómo ha sido tu experiencia formando parte de otros grupos?
Siempre muy enriquecedora, fundante e inspiradora. Pensar, crear, construir, hacer y compartir presente con otros es una de las cosas que más me gusta hacer. Creo que el trabajo creativo colectivo es una de las mayores maestrías porque es indefectiblemente comunicación o, en otras palabras, es la gran maestría para aprender a comunicarnos. Trabajar en equipo, dar lugar al disenso, abrazar los desencuentros, abrirse a los intercambios, potenciar propuestas, ejercitar siempre la tolerancia incluso a las ideas que a veces no nos resuenan… habilitarse a escuchar la belleza que todo eso trae es uno de los mayores regalos para crecer como artistas, como personas. Creo que el trabajo creativo es un juego constante (un juego serio). Encontré en el arte una gran oportunidad para seguir jugando, para crear otros posibles mundos, como cuando en la niñez nos disfrazamos o inventamos historias para intentar entender todo lo que vemos con intriga, ese “todo” al que  venimos mirando con asombro.

¿Cómo ha sido tu experiencia en giras y participando en festivales de otros países?
Una etapa muy nutritiva, verdaderamente un antes y un después. Un gran aprendizaje no sólo por descubrir que la profesionalización de mi vocación era posible, sino también por vivenciar el aprendizaje que deja el intercambio con otros artistas del mundo, con otros abordajes, ver sus producciones y recorridos, formarme con artistas de otros lugares, aprender de la autogestión, de la producción artística integral que implica desarrollar un proyecto. En esos momentos trabajaba en la compañía argentino-española de artes aéreas Voalá, como la cantante de la obra musical aérea Voalá Station, en donde interpreté un personaje que fui creando y me fue creando como intérprete durante tres años. Esa disciplina artística me enseñó muchísimo a comprender la integración de otras disciplinas a otra dimensión, espacial y conceptualmente, características que luego seguí buscando integrar en otros proyectos.

¿Cuál ha sido tu trayectoria como actriz?
Desde muy pequeña me gusta la música, el teatro y la danza, actividades en las que me he formado en simultáneo y sin interrupción, en talleres no formales e instituciones formales. Formé parte de diversas agrupaciones en mi ciudad (Santa Fe) y en la ciudad de Alicante (España) donde viví un tiempo trabajando no solo en Voalá sino también en la compañía Subcielo. Participé de proyectos performáticos, de teatro, danza contemporánea, danza-teatro, teatro físico, antropología teatral, clown, artes aéreas.

¿Qué sentís al componer tus canciones? ¿Se puede comunicar desde la música?
Una libertad muy peculiar. Es una instancia de juego muy importante para mí. Como todo juego serio requiere una especial atención. La sensación de libertad (la verdadera, no la que se bastardea) tiene un gran componente de responsabilidad, y en la realización de cualquier hecho creativo encuentro esa relación. Pienso y siento que a la creación hay que abonarla como se abona una plantita, regándola, atendiendo a sus necesidades, acompañando su desarrollo, buscando el equilibrio justo para no forzar, abandonar o apresurar procesos. En mí al menos, requiere de mucha escucha y cuidado y eso mismo es lo que también me convoca, apasiona y divierte. Creo profundamente que se puede comunicar desde la música, es sumamente necesario. ¡Pensar un mundo sin música me resulta dificilísimo! Me gusta mucho decir que las canciones son siempre una posibilidad: de reflexión, de recogimiento, de refugio, de esperanza, pero por sobre todas las cosas, una posibilidad de encuentro para acercarnos y comunicarnos.

“Cada niño nos regresa al juego, al asombro que nos habita, nos propone otra forma de entender el tiempo” nos decís.  ¿La música es un juego para niños, para personas que quieren seguir jugando?
La música no tiene edad. Es la gran maestra del juego, la que nos recibe a este mundo de sonidos audibles y no audibles, a las vibraciones de la naturaleza, de los pájaros, de las ciudades, de las interacciones entre seres humanos. Está en todas partes, como la poesía, al servicio de ser descubiertas y utilizadas para entender un poquito más del mundo que nos rodea. Creo muy fervientemente que no dejamos de ser niños nunca porque es lo primero que somos en este mundo aunque a veces como especie adulta nos olvidemos. La música se presenta como una posibilidad para recordar algún juego que experimentamos en otro tiempo cuando nos encontramos con los niños, nos permite volver a nosotros. Independientemente de la historia que traigamos, la música nos habilita a recordar, sanar, alivianar, acompañar, lanzarnos a jugar sin importar la edad, a encontrar eso que creemos perdido por el paso de los años, por esta percepción del tiempo en la que hemos sido educados, que por cierto no es la única. Creo que la música es un gran abrazo que nos recibe para atemperar nuestros pasos en cada etapa de la vida, en nuestro pasaje por este mundo.

¿Qué nos esperará en Circe? Contame de la formación y los músicos invitados.
Hace más de dos años vengo trabajando con un hermoso equipo de admirados colegas artistas de mi ciudad (Santa Fe) para hacer sonar estas canciones. Estaremos tocando en formación de quinteto: Luciano Stizzoli en piano, teclados, sintetizadores y coros; Pilar Ferrando en cello, bajo y coros; Jorge Mockert en batería, percusión y coros y Franco Bongioanni en guitarras, programación, coros y arreglos. Nos acompaña en visuales Aldana Mestre, con quien venimos trabajando también hace años en la identidad visual del proyecto, incluyendo la tapa de disco. Viajaremos a Capital para presentar Fábula Blanca. Compartiremos la noche con Juanito El Cantor, quien nos acompañó en la grabación de este disco y abrirá con un micro concierto de sus canciones. Recibiremos a Soema Montenegro, quien participa en una de las canciones (Plegaria Humedal), y a  Maca Mona Mu, ambas como cantantes invitadas. Será una noche muy especial para nosotros y esperamos poder compartirla con quienes deseen abrazar estas canciones.

Sábado 18 de noviembre a las 20.30
Circe Fábrica de Arte

Manuel Rodríguez 1559 – Cap.
Sitio Web Circe
Adquirir entradas anticipadas
Fábula Blanca en Spotify
Fábula Blanca en Bandcamp

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