DICIEMBRE 2001, a mitad de camino

Crónica de una tragedia nacional con buenas actuaciones y dirección, aunque poca profundidad

Diciembre 2001Actúan: Jean-Pierre Noher, Luis Machín, César Troncoso, Fernán Mirás, Jorge Suárez, Luis Luque, Diego Cremonesi, Nicolás Furtado, Manuel Callau, Cecilia Rossetto, Manuel Vicente, Alejandra Flechner, Vando Villamil, Ludovico Di Santo, Abián Vainstein, Malena Solda, Sergio Prina  – Dirección: Benjamín Ávila –  Basado en: El palacio y la calle, de Miguel Bonasso – Adaptación: Mario Segade – Distribuye: Star+

En la realización de producciones basadas en hechos históricos, cuanto más alejado se esté del momento a reflejar, tanta más libertad hay para quien geste una obra literaria o televisiva inspirada en esos acontecimientos. La lejanía temporal, los cambios de paradigmas, la falta de un anclaje cultural idóneo, son cuestiones que pueden empañar la percepción que tengamos de esos hechos. Cuánto cuidado se deberá poner, entonces, cuando los hechos referidos no tienen más de veinticinco años de antigüedad, y quienes fuimos testigos tenemos su fresco recuerdo en la memoria.

Diciembre 2001 es una serie que se propone rescatar los acontecimientos previos al estallido social del 19 y 20 de diciembre del año que apresuró la salida del entonces presidente Fernando de la Rúa, las secuelas del “corralito” y la vuelta al poder del peronismo. Si bien hay que señalar que la serie tiene varios puntos fuertes, con algunas muy buenas actuaciones y con la prolijidad con que se dirimió la recreación de esos aciagos días (mérito del director Benjamín Ávila y su equipo), la propuesta de Star+ no llega a convencer del todo.

En su caracterización del mandatario depuesto, Jean-Pierre Noher imita casi a la perfección el modo de hablar y la gestualidad de su personaje. Es un De la Rúa alejado de la realidad pese a los denodados esfuerzos de su jefe de gabinete, Chrystian Colombo (Luis Luque). Es un De la Rúa sin una brújula, más dependiente de la dudosa guía de su hijo Antonito (Ludovico Di Santo) que de su capacidad crítica. Sorprende la ausencia de la primera dama, Inés Pertiné, en los seis episodios de la serie; como para establecer un notable contraste, Hilda “Chiche” Duhalde (Alejandra Flechner) sí está constantemente a la sombra de su marido, Eduardo Duhalde. El hombre duro del justicialismo que, como rompiendo la supuesta “maldición del gobernador de Buenos Aires” llega a la presidencia para terminar el mandato trunco, aunque no por la vía electoral, tiene en César Troncoso una impecable caracterización. Igual de logrado está el iracundo ministro de Economía de la Alianza, Domingo Cavallo, gracias a un estupendo Luis Machín que nunca defrauda.

Otras personalidades cuyas caracterizaciones no llegan a convencer son las de Carlos “Chacho” Álvarez y Carlos Ruckauf. El renunciado vicepresidente está a cargo de Fernán Mirás, mientras que Vando Villamil interpreta al gobernador de la provincia de Buenos Aires que sucedió a Duhalde. En ninguno de los dos casos se parecen físicamente a los protagonistas, a pesar de las buenas actuaciones de ambos. Algo similar sucede con Jorge Suárez y su versión de Adolfo Rodríguez Saá. Muy acertados, en cambio, están los personajes de Ramón Puerta, con un sazonado Manuel Vicente, y un casi idéntico Raúl Alfonsín (Manuel Callau).

Como telón de fondo para este drama nacional, la historia paralela de Javier Cach (Diego Cremonesi) y Franco Musciari (Nicolás Furtado) resume, en clave de amigos, el delicado balance de poder y ambición entre la alianza gobernante y la oposición peronista. Javier, que viene a ser la mirada desde donde podemos ver los hechos, es asesor del equipo de trabajo de De la Rúa; su ingenuidad contrasta con la astucia de su amigo Franco y pone en peligro la seguridad financiera de su madre Inés (Cecilia Rossetto), con el tristemente célebre “corralito” en ciernes.

La historia entre estos dos jóvenes operadores políticos parece brindar un atisbo de lo que sucede entre las bambalinas del poder político: conspiraciones, manejos, pases de un bando a otro, etcétera. Sin embargo, la otra historia en paralelo que se urde es la de la participación del militante social Héctor “Toba” García (Sergio Prina). Está claro que los movimientos sociales tuvieron enorme relevancia en los sucesos de diciembre de 2001, aunque la propuesta no llega a amalgamar bien la conexión entre esta historia en particular y todo el trasfondo de la cumbre del poder. Como punto a favor, se ve una buena combinación de imágenes de archivo con representaciones en la serie, especialmente en las partes de las cadenas nacionales. Viviana Aubele

DICIEMBRE 2001, a mitad de camino

Diciembre 2001 en Star+
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