MARIA THERESIA VON PARADIS, misteriosa mujer

Una compositora ciega y la confusión sobre su legado musical

Los nombres de José Feliciano, Stevie Wonder y Andrea Bocelli resuenan mucho en las mentes de las personas. Más allá de gustos y preferencias personales, podemos recordar en qué condiciones estos hombres han hecho sus carreras y son famosos a nivel mundial. Ellos son ciegos de nacimiento o, como es el caso de Stevie Wonder, desde tempranísima edad. Y a pesar de todo lograron sobreponerse a esta cuestión y hacer carrera en la música. Pero ¿cuántos de nosotros hemos oído hablar de Maria Theresia von Paradis?

Maria Theresia nació en Viena en 1759. A partir de los dos años empezó a padecer problemas de visión hasta perderla por completo. Fue tratada por el célebre médico Franz Mesmer, pero sin demasiado éxito. Maria Theresia vivió prácticamente toda su vida con la ceguera a cuestas, pero eso no le impidió desarrollar su habilidad para la música. Uno de sus maestros fue nada menos que Antonio Salieri, que le enseñó canto y composición. También contó con la tutoría de otros músicos y compositores, como el checo Leopold Kozeluch, con quien aprendió piano, y el italiano Vincenzo Righini como su maestro de canto. A los doce años dio su primera presentación en público. Se dice que tenía una formidable memoria gracias a la que pudo aprender al menos unos sesenta conciertos. Maria Theresia von Paradis dio conciertos no solo en Viena sino en varios países europeos. En una reseña de la época, el Journal de Paris elogia “el toque, la precisión, la fluidez y la intensidad de su ejecución”. Además, conoció en persona a los Mozart y también a Carl Philipp Emanuel Bach.

Para componer, Maria Theresia se valía una tabla especialmente diseñada por su libretista, Johan Riedlinger. Pero de Maria Theresia como compositora quedaron unas pocas obras. Muchas se han perdido. Se le adjudican unas cinco óperas, como por ejemplo Rinaldo und Alcine (1797). De esta subsiste solo el libreto, ideado por el escritor alemán Ludwig von Backzo, también ciego, pues la partitura se ha perdido. Rinaldo und Alcine, no obstante, no tuvo mucho éxito al momento de su estreno. Poco después de este fracaso, Maria Theresia decidió invertir esfuerzos en la enseñanza de la música hasta su muerte, en 1824.

El caso de Maria Theresia es curioso, porque, lógicamente, su discapacidad ha suscitado toda clase de muestras de empatía hacia alguien que, pese a ese problema, pudo salir adelante gracias a la música. Pero cuando el melómano curioso se pone a buscar en la red videos donde se ejecuten las pocas obras que se sabe que han quedado de ella, lo que más se encuentra es la Sicilienne en mi bemol mayor en distintas versiones y arreglos varios: violín, violoncello, guitarra, flauta. Existe, por ejemplo, una preciosa versión de Jacqueline Du Pré. También hay interpretaciones de Morgenlied eines armen Mannes, pero no en la profusión de la obra antes mencionada. En el sitio imslp.org, base de datos de partituras de dominio público lanzada en 2006, hay otras partituras completas de von Paradis: Lenore, Das Gärtnerliedchen auf dem Siegwart, Deutsches Monument Ludwigs des Unglücklichen, por citar algunas. Sin embargo, al menos en internet, no se encuentran interpretaciones de estas piezas.

Las cosas se complican cuando se indaga un poco más en la cuestión de la Sicilienne. El sitio web ni siquiera menciona a von Paradis como la autora de esta pieza, sino a otra persona. Se lee lo siguiente (traducción del inglés): “Según Grove Music, (la pieza) es espuria y posiblemente fue compuesta por el violinista Samuel Dushkin (1891-1976) sobre la base de la Romanza de la Sonata para Violín Op. 10 No. 1 de Weber”. Y en la sección de “Comentarios”, dice lo siguiente: “El estilo armónico es en un lenguaje moderno/romántico incompatible con el lenguaje clásico. Por lo tanto, esta encantadora pieza debe ubicarse en el mismo estante que el Preludio y Allegro de Pugnani (Fritz Kreisler), el Adagio de Albinoni (Remo Giazotto) o el Ave Maria de Caccini (Vladimir Vavilov)”. Es conocido el caso del Adagio de Tomaso Albinoni, compuesto en realidad por Remo Giazotto en 1949 (muchísimos años después del paso de Albinoni por este mundo). Veamos el caso de Kreisler (1875-1962): el Preludio y Allegro se publicó en 1910, pero Gaetano Pugnani vivió entre 1731 y 1798. Y Vavilov, fallecido en 1973, compuso el Ave Maria atribuido a Giulio Caccini, integrante de la Camerata Bardi. 

¿Quién fue Samuel Dushkin? ¿Y qué tiene que ver con los compositores mencionados? Dushkin, como Giazotto, Kreisler y Vavilov, es un compositor que se inscribe en el siglo XX; fue violinista y compositor polaco-estadounidense, y colaboró estrechamente con Igor Stravinsky en la concepción del Concierto para violín de este último. Fue justamente Dushkin el solista en el estreno de este concierto, en 1931. Dicho sea de paso, Dushkin fue alumno de Fritz Kreisler. Publicó arreglos y transcripciones para piano de obras de Albéniz, Bizet, Gerschwin, Rachmaninov y de Stravinsky, entre otros.

Si el melómano curioso sigue hurgando, va a descubrir que la Sicilienne no sería el único ejemplo de obra de autoría de Dushkin pero atribuida por este a otro compositor, como si fuese una parodia de Mastropiero y Günther Frager pero al revés. En 1932, el polaco publicó una edición del Concierto para violín y orquesta en sol mayor, del checo Johann Georg Benda. Si bien subsisten sospechas, se cree que Dushkin es el verdadero autor de este concierto, y no el mentado Benda. La pregunta es: ¿por qué Dushkin querría hacer aparecer esas obras como compuestas por otro y no por él mismo? Una posible respuesta es que suele dar más prestigio que una determinada obra sea atribuida a algún grande del pasado que a un compositor del presente sin tanto renombre, por más que ese compositor sea uno mismo.

Volviendo a Maria Theresia von Paradis, sobre su legado musical no es sencillo llegar a una conclusión que despeje todo tipo de dudas: como se dijo, lo poco que ha permanecido es de rara ejecución, y la pieza más conocida de ella… en realidad sería de otra persona. Pero la existencia de una mujer ciega que se destacó en el mundo de la música en un momento en que las mujeres estaban aún más eclipsadas de lo que podrían seguir estando hoy es algo que fascina. Y más, si hay alguna discapacidad en el medio. Graeae es un grupo británico de artistas teatrales, muchos de ellos con discapacidad. Para el próximo 2021 se han propuesto realizar una ópera de cámara titulada The Paradis Files. Con dirección de la británica Jenny Sealey y música de la compositora Errollyn Wallen, nacida en Belice, la ópera se propone incorporar señas y subtítulos, y promete mostrarnos cómo es una ópera cuando se llevan sus límites más allá. Viviana Aubele

Lynn Harrell - Maria Theresia von Paradis - Sicilienne
Sicilienne by Maria Theresia von Paradis

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