THE BEATLES, ¿grupo sobrevaluado?

Una pregunta incómoda que surge a partir del documental de Peter Jackson

Hay cuestiones sobre las cuales lo mejor es no decir nada. Ni siquiera sugerirlas en la forma de una pregunta. Porque es posible que incluso sin desearlo uno termine hiriendo susceptibilidades, ya se sabe cómo son estas cosas. Sin embargo, Chris Richards, uno de los críticos de espectáculos más reconocidos del tradicional e influyente diario The Washington Post, se atrevió a lanzar la piedra sin esconder la mano. Ya desde el título de su artículo la provocación estuvo presente: Los Beatles están sobrevalorados. Es culpa nuestra, no de ellos.

La cuestión viene a cuento de The Beatles: Get Back, el documental realizado por Peter Jackson, el director de El Señor de los anillos, que se estrenó el 25 de noviembre pasado, del cual todo el mundo estuvo hablando. Con sus ocho horas de duración total, repartidas en tres capítulos, el trabajo se realizó a partir de los descartes inéditos de la película original Let it Be, de 1970.

La historia se inicia luego de las sesiones de grabación del Album Blanco, hacia fines de 1968. Impulsado por Paul McCartney, el grupo se propuso volver sobre sus raíces y trabajar en un nuevo disco que pudiese ser tocado en concierto, sin sobregrabaciones ni efectos de edición. La idea era realizar una presentación en vivo y grabarla como especial de televisión.​ Fue Denis O’Dell, director de la división de cine de Apple, quien sugirió filmar los ensayos para poder usar ese material como un posible documental de promoción. Se decidió que el grupo ensayaría en los Twickenham Film Studios de Londres y​ Michael Lindsay-Hogg fue contratado como director.

El título original para el documental de Lindsay-Hogg iba a ser Get Back. La idea era mostrar el trabajo habitual del grupo a la hora de componer. Filmada durante todo de enero de 1969, la película ganó un Oscar a la Mejor banda sonora, pero ningún integrante del cuarteto lo fue a recibir. Para entonces, el grupo ya estaba virtualmente disuelto. 

En total se filmaron unas noventa y seis horas de material para esa película, de las cuales apenas unos ochenta minutos entraron en el corte final. El trabajo de Peter Jackson fue revisar parte del material descartado por Lindsay-Hogg, más de 55 horas de película y 140 de audio, para mostrar una visión alternativa. También incluyó el famoso concierto de la azotea, que completo dura unos 42 minutos. La intención de Jackson fue mostrar un recorte alternativo al de Lindsay-Hogg que, en lugar de centrarse en las peleas, hiciera foco en los momentos creativos y agradables. 

Como todo recorte es una construcción de sentido, Jackson logró su objetivo. El documental tiene el estilo de lo que ha sido bautizado fly-on-the-wall. Precisamente, como si fuésemos una mosca en la pared, vemos lo que sucede mientras los cuatro Beatles ensayan, componen, bromean o discuten. Hay que decirlo: se trata de un trabajo producido por un beatlemaníaco que sólo podrá ser valorado en su justa medida por otro beatlemaníaco. Para el resto de la humanidad será seguramente algo bastante aburrido.

Pero vayamos a la nota de Chris Richards. “Los Beatles están sobrevalorados”, dice. Lo asegura ya desde el primer párrafo. Y tiene toda la razón del mundo. Apurémonos a aclarar por qué, para que no se malinterprete (un gesto acaso inútil, pues vivimos un tiempo en el que cada quien interpreta lo que desea, aunque el autor asegure que quiere decir otra cosa). El asunto es que la sobrevaloración no tiene que ver con lo musical.

Lo mismo ayer que hoy, la beatlemanía pone en juego emociones que anclan en otras cosas, que van más allá de la música. El amor a una época, por ejemplo, o la añoranza de un tiempo ideal que ya pasó. Como dice Richards: nos cuesta mucho despedirnos de las cosas que amamos. Pero aquí juega mucho también la identificación: amamos a Los Beatles por aquello a lo cual nos remiten. Un tiempo, una utopía, una serie de simbolismos. Todo esto es terreno fértil para que surja la leyenda, que es algo diferente de la música.

En Get Back vemos a Los Beatles: son cuatro muchachos talentosos, que bromean, tontean y discuten, como tantos otros muchachos talentosos que probablemente hayan hecho -o hagan- exactamente lo mismo, sin haber llegado a ser The Beatles. No porque no tuviesen talento, sino porque el lugar del mito ya se encontraba ocupado. El impacto de lo que Los Beatles hicieron entre 1962 y 1970 oculta a menudo todo un mundo musical alternativo que podría haber sido equivalente de haber estado ese sitio vacante. ¿Podría haber existido una banda similar a The Beatles, si The Beatles no hubiesen existido? La pregunta no es nueva, ni tampoco original. Y lo que es más grave: no tiene una respuesta definitiva, porque las cosas sucedieron tal como las vivimos. Sin embargo, no parece desmedido suponer que sí.

Alguien protesta, señalando que The Beatles son invalorables. También tiene razón, al igual que Chris Richards: algo puede ser invalorable y estar sobrevaluado al mismo tiempo. Entiéndase que no estamos desmereciendo a Los Beatles, sino intentando separar su música del lugar de lo mítico. Porque el punto es que Los Beatles fueron convertidos en íconos más allá de su obra. Incluso para quien no haya escuchado nunca una sola de sus canciones. También ahí hay sobrevaluación: ¿valoramos a Los Beatles como músicos o por todo lo extramusical que los rodea?

Hablemos ahora sobre la veracidad de la leyenda. En relación al documental de Jackson, Paul McCartney comentó: “Estoy muy contento de que Peter haya indagado en nuestros archivos para hacer una película que muestra la verdad sobre Los Beatles grabando juntos”. También Ringo Starr dijo lo suyo: “Había horas y horas en las que sólo reíamos y tocábamos música; nada que ver con la película Let It Be“.

Sin embargo, cuando en diciembre de 1970 Jan Wenner, editor de la revista Rolling Stone, entrevistó a John Lennon en Nueva York, la realidad parecía ser otra. Las palabras del propio Lennon, apenas ocho meses después de la separación de The Beatles, dejan bastante en claro lo que significó para él la filmación del material que varias décadas más tarde se convertiría en Get Back. Y definitivamente no se trata de la mirada idealizada que propone Jackson.

“George y yo no queríamos seguir adelante con Let it Be, pero Paul lo arregló todo. A mí no me importaba, yo ya estaba con Yoko. Paul tuvo la idea de que íbamos a ensayar y después hacer el álbum. Pero nosotros éramos unos perezosos y llevábamos 20 años tocando. No íbamos a empezar a ensayar ahora. La sensación en el estudio, siendo filmados todo el tiempo, fue muy desagradable. Yo sólo quería que se fueran. Llegábamos a las ocho de la mañana y no podíamos hacer música a las ocho de la mañana en un sitio extraño, con gente filmándonos y luces raras y todo eso. Así que la grabación terminó y no queríamos saber nada más, por primera vez desde el primer álbum. La cinta estaba en malas condiciones, y yo quería que saliera así para que el mundo viera a lo que habíamos llegado. No podemos tocar juntos ya, déjenos en paz. Pero eso no fue posible”. Germán A. Serain

The Beatles: Get Back | Tru00e1iler Oficial subtitulado | Disney+

El artículo original de Chris Richards
La entrevista de Jan Wenner a John Lennon (en español)

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