Sirenas – Actúan: Tania Casciani, Manuel García Migani, Darío Martínez – Escenografía: María Eleonora Sánchez Pujol – Iluminación: Paloma Barrera – Sonido: Leonardo Martínez – Dramaturgia: Gabriel Fernando Jiménez – Dirección: Oscar Navarro Correa
Sirenas tiene lugar en un supermercado, como el que cualquiera puede visitar a la hora de hacer sus compras cotidianas. La acción comienza con un cliente evidentemente nervioso y una cajera como cualquier otra que lo atiende. Después, las cosas toman un giro inesperado y cambian, de improviso y de manera definitiva. Cruzar ciertos límites tiene precisamente ese riesgo: no poder dar luego marcha atrás.
Escrita por Gabriel Fernando Jiménez y dirigida por Oscar Navarro Correa, esta obra producida por el Teatro Independencia de Mendoza y difundida por el Teatro Nacional Cervantes, transita un curioso recorrido: hay al comienzo momentos con matices de humor notables y comentarios ácidos que nos hacen reír con ganas. Después, el humor se disipa y da lugar a una instancia dramática, pero sin que la frontera entre una cosa y la otra se haga evidente.
Luciana y Lucho se parecen entre sí. Los dos saben, cada uno a su manera, que están parados en un límite. Necesitan hacer algo para romper ese equilibrio, sin saber si caerán de un lado o del otro. Se diferencian así de Esteban, el encargado del local, que persigue una ilusoria estabilidad burguesa. El texto se ocupa de identificarnos con los personajes. A ellos les suceden cosas que también a nosotros nos atraviesan.
– ¿Vos decís que no hay salida, que no hay escapatoria?
– ¿De qué hay salida? Hasta que no estamos encerrados bien adentro no nos damos cuenta. Queremos creer que elegimos, tenemos esa ilusión. Debemos ser los animales más imbéciles de todos.
Quién es el culpable y quién la víctima en la historia que se cuenta no es algo que quede claro. Este es otro de los aciertos de Sirenas. No hay villanos, propiamente, sino apenas tres personajes que en mayor o menor medida se nos parecen. Lo que nos separa de ellos es el hecho de que han cruzado, sin siquiera pensarlo mucho, una línea. Pero son ellos, como podríamos ser cualesquiera de nosotros.
Con una excelente actuación de Tania Casciani, muy bien acompañada por Manuel García Migani y Darío Martínez, la obra sirve como una excusa para reflexionar acerca de los temas sociales cotidianos, nuestras metas y nuestras contradicciones, lo cual es siempre bienvenido.
Y bienvenido es el hecho de que el Teatro Nacional Cervantes continúe sosteniendo este muy buen ciclo de teatro para ver gratis en línea. Pues más allá de que se estén levantando algunas restricciones en cuanto a la presencialidad en las salas teatrales, hay un público que prefiere continuar extremando sus cuidados. Además es un excelente modo de acercar obras que, por meras cuestiones de distancia geográfica, de otra manera serían inaccesibles para muchos. Germán A. Serain
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