Pleamar (espectáculo de clown para adultos) – Actúan: Nicolás Cacchiarelli, Belén Casterán, Johanna Cattan, Gabriela Farjat, Bruno Javier Quirico y Natalia Schcolnik – Vestuario: Micaela Franzel – Escenografía: Micaela Franzel – Iluminación: Diego Becker – Música y Sonido: Agustín Flores Muñoz – Dirección: Pablo Algañaraz
Si ante la palabra clown usted piensa en narices rojas de payaso, probablemente estará bien encaminado. Pero si supone que se trata de un espectáculo para chicos, al menos en este caso habrá incurrido en error. Hay espectáculos de clown para chicos y también para adultos, y Pleamar se cuenta entre estos últimos, incluso cuando rescate al proverbial niño que todos llevamos dentro. Pero debajo de la pátina superficial del gesto del payaso, los planteos ofrecidos son aquí más profundos, y allí reside el interés de esta creación colectiva.
Estamos en una isla desolada. Extraños personajes, dos hombres, dos mujeres y una sirena, llegan alternativamente hasta sus costas. Nada sabemos de ellos -en cierto punto serán incomprensibles hasta el final- pues carecen de una historia, de un antes o un después. Deberíamos irnos con ellos, acompañarlos después de terminada la obra, para entenderlos mejor. Sin embargo, logramos identificar algo de nosotros en cada uno de ellos. Tal vez ese sea su inquietante atractivo. Hay referencias mitológicas aquí y allá, a las travesías de Ulises o a La tempestad de Shakespeare, pero básicamente somos nosotros los retratados, a través del deseo de un otro, de las soledades explícitas o implícitas de los personajes, sus encuentros y desencuentros. Y significativamente el único ser que tendrá explícitamente un nombre en la obra se llamará simplemente Alguien.
En sus orígenes el clown era un payaso de circo, torpe o entorpecido por otro más torpe que él. Además de payaso podía ser acróbata, músico, malabarista… Hoy el clown ha cambiado y se ha mimetizado con el actor. Es ingenuo lo que muestra, pero no es ingenua su intención, pues maneja arquetipos y artilugios psicológicos significativos, con los que el espectador se identifica. Al igual que el público, el clown es un ser en un proceso de búsqueda. Busca ser amado, nos muestra ingenuamente su costado vulnerable, pero también sus ambivalencias y su costado oscuro. Espontáneo, sin sentido del ridículo, el clown expresa sus emociones sin tapujos, incluso aquellas más contradictorias, y nos propone un misterio que quedará en nuestras manos resolver. Germán A. Serain
Se dio hasta fin de noviembre 2015
Teatro No Avestruz
Humboldt 1857 – Cap.
(011) 4777-6956
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