PETER GREGSON Y BACH RECOMPUESTO, ¿deconstrucción o destrucción?

Una mirada contemporánea sobre las suites para violonchelo solo de Bach

¿Homenaje? ¿Atrevimiento? ¿Directamente una herejía? No estamos ante un caso único; ni siquiera es el primero. De un tiempo a esta parte parece haberse convertido en una suerte de moda esto de tomar obras clásicas para producir, a partir de ellas, algo diferente. Algunos pueden llamar a esto deconstrucción. Otros hablarían lisa y llanamente de destrucción. Habrá que analizarlo caso por caso, puesto que, como siempre sucede, hay un poco de todo. La gente del sello discográfico Deutsche Grammophon, en el caso de Peter Gregson y Johann Sebastian Bach, lo llama recomposición.

Hace algunos años el compositor alemán Max Richter realizó un registro de las Cuatro Estaciones de Antonio Vivaldi, recompuestas a partir de su propia inspiración. También el compositor Arash Safain, nacido en Teherán, hace algo muy parecido con la música de Beethoven. Y ahora es el violonchelista y compositor británico Peter Gregson, nacido en 1987, quien decidió hacer lo mismo, pero en su caso nada menos que con las Suites para cello solo de Johann Sebastian Bach. Por supuesto, la sola idea genera de por sí algo de ruido. Porque hay que ser realmente arriesgado para intentar meterse con un compositor como Bach. ¿Qué podría mejorarse allí, donde todo parece ser perfecto desde su origen? Sin embargo, hay un elemento posible que tal vez debamos tener en cuenta: la sensibilidad propia de cada época.

Bach compuso sus suites a principios del siglo XVIII, para los integrantes de una cultura diferente de la nuestra. Es verdad: así y todo nos sigue emocionando. El cambio de época no invalida su obra en absoluto. Pero sí abre las puertas para nuevos acercamientos. Después cada quien dirá si esos intentos han valido o no la pena desde la propia sensibilidad. Hay que tener en cuenta que Peter Gregson -al igual que cada uno de nosotros- nació en una época con referencias musicales y sonoras que Bach no conoció. La pregunta de cómo podría sonar la obra de Bach atravesada por el minimalismo, o por elementos electrónicos, o sonidos sintetizados, obtiene de este modo una respuesta. 

Cuenta el propio Gregson que a partir de la idea de recomponer estas suites se ocupó de investigar en detalle las diversas interpretaciones de la obra, buscando ideas y tratando de desentrañar qué tuvo Johann Sebastian Bach en mente a la hora de escribirlas. Volvió sobre los manuscritos de Anna Magdalena Bach, que son las copias más antiguas de estas obras que se hayan conservado. Probó encordar su violonchelo con tripa e indagó sobre las antiguas danzas sobre las cuales están armadas estas suites. Y después trajo todo ese trabajo al siglo XXI, reorganizando estas suites para un conjunto de violonchelo solista y cinco cellos adicionales en la orquestación, con el añadido de sintetizadores analógicos. Obtuvo así un sonido que, al mismo tiempo que remite al pasado, es también contemporáneo.

Vale la pena recordar que estas suites, que hoy representan la base del repertorio de todo violonchelista, permanecieron en gran parte desconocidas hasta el siglo XIX, cuando el gran violonchelista español Pablo Casals realizó su famosa grabación, en 1936. Casi nueve décadas más tarde, Peter Gregson lleva adelante este experimento, sin ponerse colorado de vergüenza. ¿Debería? Le dejamos que usted mismo lo decida. Eso sí, tenga también en cuenta que el propio Bach hizo algo muy parecido a esto que hoy hace Peter Gregson con unos conciertos compuestos por Vivaldi, allá por los primeros años del siglo XVIII.  Germán A. Serain

PETER GREGSON Y BACH RECOMPUESTO, ¿deconstrucción o destrucción?

Sitio Web Peter Gregson

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