Antes de entrar de la mano de Gregorio Szames en los 18 Little Preludes de esta nota, algo gracioso: en las redes ha circulado en estos últimos días un meme que tiene como protagonistas a Mozart y Bach, en un ficticio encuentro en pleno paraíso celestial. Mozart llega al cielo y se encuentra con Bach. Después de saludarse calurosamente, Mozart le pregunta a Bach dónde está Dios. Johann Sebastian le responde con contundencia: “Yo soy Dios”. No parece probable que semejante afirmación cuasiblasfémica hubiera emanado de labios del creyente Bach, pero lo cierto es que conforme pasan los años, su figura sigue agigantándose. A 271 años de su muerte, Bach sigue siendo referente y modelo indiscutible en el mundo de la música, al punto tal que artistas de lugares tan distantes de su Alemania natal y tan lejos en el tiempo lo homenajearon en su música, como Heitor Villa-Lobos con sus Bachianas Brasileiras.
Además de prolífico compositor, en cuya producción se pueden citar verdaderos monumentos musicales –El clave bien temperado, el Concierto de Brandeburgo y las Variaciones Goldberg-, Bach fue prolífico padre. De sus dos matrimonios tuvo una considerable descendencia. Y la prole también salió musical como su papá, quien inculcó en sus hijos lo que él tanto asociaba con la gloria de Dios. Por lo tanto, Bach compuso una serie de preludios breves, que si bien retienen esa profundidad y destreza técnica presente en toda obra de Bach que se precie, su brevedad responde a que el fin de estas obras era más didáctico que para ser escuchadas por el gran público.
Al igual que Bach, el pianista Gregorio Szames tiene pasión por la música y por la enseñanza. Se formó con Aldo Antognazzi y transmite su sapiencia y experiencia a los alumnos de la Escuela Superior de Música J. P. Esnaola. Szames es también docente en el Conservatorio Juan José Castro y pianista acompañante en el Profesorado de Canto del Conservatorio Manuel de Falla. Szames, dueño además de un singular sentido del humor, tiene una admiración por Bach de larga data. Por eso, nos ofrece su álbum 18 Little Preludes, disponible en formato disco y en Spotify. Es una serie de 18 pequeños preludios; cada uno no llega a los dos minutos de duración, justamente por haber sido concebidos en principio como instrumentos didácticos.
Los preludios 924 a 928 y el 930 son parte de los 9 Kleine Präludien, escritos para su hijo Wilhelm Friedemann Bach (BWV 924-932). Luego viene una serie de seis: 6 Kleine Präludien BWV 933-938, escritos entre 1717 y 1720, aunque recién se publicaron en 1802. Siguen los 5 Kleine Präludien BWV 939-943, compuestos aproximadamente durante el mismo período que los seis preludios. El álbum cierra con el Preludio en sol menor BWV 999, escrito posiblemente entre 1717 y 1723.
Johann Sebastian Bach nos dejó una buena cantidad de composiciones que han sido interpretadas a lo largo de los tiempos por un sinnúmero de artistas, y además su legado musical se inscribe también dentro de lo pedagógico. Lejos de tratarse de piezas anodinas o intrascendentes, los pequeños preludios son bellezas en miniatura que tenemos la fortuna de escuchar gracias a la fina interpretación del talentoso Gregorio Szames. Viviana Aubele
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Diseño de tapa 18 Little Preludes: Germán Serain
