HAMLET, el resto es silencio

La gran obra clásica de Shakespeare en una versión respetuosa y efectiva

HamletActúan: Eugenia Alonso, Nicolás Balcone, Francisco Benvenuti, Belén Blanco, Claudio Da Passano, Marcos Ferrante, Joaquín Furriel, Mauricio Minetti, Pablo Palavecino, Agustín Rittano, Germán Rodríguez, Lalo Rotavería, Fernando Sayago, Marcelo Subiotto, Agustín Vásquez, Luis Ziembrowski – Escenografía y Vestuario: Jorge Ferrari – Iluminación: Gonzalo Córdova – Música: Bárbara Togander – Autor: William Shakespeare – Director: Rubén Szuchmacher

Si hay una historia teatral clásica de muerte y fantasmas, de traiciones, dignidad y venganza, esa es sin duda alguna Hamlet. Escrita entre 1599 y 1601, se trata de la pieza más extensa de William Shakespeare y una de las más influyentes dentro de la literatura inglesa. También es una de las obras más impactantes y profundas en lo que se refiere a una reflexión relativa a la condición mortal del hombre y el misterio que conlleva la conciencia de este hecho. Conciencia que, por lo demás, es única en la naturaleza.

Rubén Szuchmacher eligió realizar una versión que se atiene muy razonablemente al original shakesperiano, con una puesta en escena sencilla y otorgándole al texto el protagonismo que la naturaleza de la obra exige. Los vestuarios fueron planteados de un modo tal que remiten a un tiempo no histórico que podría ubicarse en cualquier punto del siglo XX o incluso un poco antes. En cuanto a lo demás, Dinamarca surge como una circunstancia, dado que la denuncia relativa a la corrupción señalada por la obra también podría aplicar a cualquier otra geografía. Y es que se trata de una corrupción que no es solamente política, sino en general humana.

El reparto escogido se desempeña con habilidad, comenzando por el muy pertinente Hamlet de Joaquín Furriel y el notable rey Claudio de Luis Ziembrowski. También cubren sin reparos sus roles Eugenia Alonso como la reina, Belén Blanco como Ofelia, Germán Rodríguez como Laertes, Claudio Da Passano como Polonio y Marcelo Subiotto como Horacio, y otro tanto puede decirse en general del resto del elenco. Es verdad que en algún momento, sobre el comienzo de la representación, se notó alguna dificultad a la hora de articular el texto -cargado de un estilo muy particular- con la acción dramática, sin que la declamación haga alguna mella en la credibilidad de la acción. Pero si en algún momento se cayó en tal desliz, los actores supieron recomponerse con rapidez.

Precisamente por ser el texto un elemento fundamental en la puesta, nos preocupó que por momentos fuese algo dificultoso percibir con nitidez suficiente la voz de los actores en una sala de grandes dimensiones, sobre todo en escenas como la de los comediantes, donde algunos diálogos se dan prácticamente de espaldas a la platea. No hubiese sido mala idea utilizar micrófonos, aunque más no fuese para brindar un refuerzo acústico.

Indica Szuchmacher en el programa de mano que Hamlet es una obra que todos creemos conocer. Aunque lo cierto es que lo popularmente más repetido es una fantasía que confunde y unifica el célebre monólogo del príncipe (“Ser o no ser”…) y la escena de los sepultureros, en la cual contempla la calavera de Yorick. Señal de que vale la pena repasar esta obra, potente, reflexiva y necesaria.

Parafraseando la línea final, en un tiempo en el que abundan los títulos teatrales de escasa trascendencia, ver Hamlet es importante. El resto es silencio.  Germán A. Serain

Se dio hasta fin 2019
Teatro San Martín

Av. Corrientes 1530 – Cap.
0800-333-5254

complejoteatral.gob.ar

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