EXPERIMENTUM MUNDI, música concreta

Un particular concierto en el TGSM en el marco del Festival No Convencional

En el escenario, todavía vacío, hay un enorme set de percusión. Pero también hay dos bicicletas con piedras de afilar, una pila de ladrillos, cemento, un par de palas, un banco de zapatero, una mesa de cocina, un horno, un barril. En un rato este escenario se llenará… ¿de músicos o de trabajadores? ¿O será indistinto hablar de unos u otros? Será una de las preguntas desafiantes. Giorgio Battistelli es el creador de la criatura. Nacido en 1953, este compositor italiano fue discípulo de Karlheinz Stockhausen y de Mauricio Kagel, lo cual explica bastante, y hoy es el director de la sección de música en la Bienal de Venecia. La criatura en cuestión lleva el título de Experimentum Mundi (opera di musica immaginistica), y fue estrenada en 1981 en el Teatro Olímpico de Roma.

El estreno sudamericano de la obra fue presentado en el marco del Festival No Convencional, dirigido por Martín Bauer, en el Teatro San Martín, con el apoyo del Instituto Italiano de Cultura de Buenos Aires. Antes fue representada cientos de veces en distintos países y festivales del mundo, y llegó a ser señalada como una de las composiciones más significativas de la música experimental de las últimas décadas. También hubiésemos podido comenzar esta reseña hablando de la música concreta, concepto surgido hacia principios de la década de 1950 de la mano de Pierre Schaeffer. Empero, si bien esta corriente proponía rescatar como música sonidos del entorno cotidiano, sus cultores perseguían ese objetivo a través de soportes como cintas magnetofónicas, que eran manipuladas a gusto del compositor. En el caso de este trabajo de Battistelli, en cambio, esos sonidos concretos son rescatados en su forma más pura, en el momento mismo de su producción. Así, un cincel, un batidor, un martillo, un serrucho, reciben un tratamiento similar al que tendría un instrumento tradicional.

Una panadera, dos zapateros, dos albañiles, un carpintero, dos toneleros, un picapedrero, dos adoquineros, dos afiladores y dos herreros, protagonizan la acción escénica, generando sonidos con sus respectivos instrumentos/herramientas. A ellos se suman un narrador (Pablo Seijo), cuya labor se concentra en llevar a la palabra declamada una extensa lista de herramientas, a partir de un texto de Diderot y D’Alembert, y un coro de voces femeninas que en rigor va a recitar de manera polifónica una lista de nombres. Todos esos nombres, entremezclados, incluidos los de los propios intérpretes, produce una metáfora que remite a la humanidad que es propia de la aldea, contrastada con la materialidad objetiva de los ladrillos, los martillos, las palas.

La indicación del compositor es que los participantes de su obra sean verdaderos trabajadores artesanos, que vayan por primera vez a un escenario, a la manera de una operación cultural y sociológica. Algo que, según el propio Battistelli, lo pone en contacto con Marcel Duchamp. Allí donde el francés llevó objetos a la galería de arte, convirtiéndolos en piezas artísticas, Battistelli lleva artesanos al escenario, convirtiéndolos en músicos. La partitura señala con toda precisión cada una de las herramientas y objetos necesarios para la obra en el escenario.

Todo lo anterior se amalgamó en este caso mediante los notables trabajos del percusionista Bruno Lo Bianco y del director musical Lucas Urdampilleta, quien fue marcando con habilidad los ritmos e intensidades, combinando esos sonidos primarios en un conjunto coherente, respondiendo a la pauta de la partitura. Debemos decir que el experimentum mundi  resulta en principio extraño, y si alguien se limitara a describirlo como idea, bien podría uno imaginar que todo está en riesgo de naufragar en cualquier momento. Sin embargo, al cabo de una hora el público asistente terminó aplaudiendo con un notable entusiasmo. Alguna fibra alcanzó la performance, con toda evidencia.

En alguna entrevista Battistelli se ocupó de destacar que al elaborar Experimentum Mundi no tuvo ninguna intención de grotesco, ni tampoco de comicidad alguna, sino que se limitó a perseguir una poética, acaso no del todo desvinculada de algún sentido irónico. También señala que, en su concepción de la obra, a pesar de lo aparente, no radica en lo gestual lo más importante, ni se limita a lo instrumental, sino que pretende la remisión a cierta dimensión narrativa que va más allá de lo abstracto. Queda en cada quien hacer las interpretaciones posibles, pero sin duda hay una referencia clara al sentido de la música, que radica en lo humano y en una proximidad más cercana de lo que solemos imaginar. Germán A. Serain

Fue el 21 de octubre de 2022
Teatro San Martín (Sala Casacuberta)
Av. Corrientes 1530 – Cap.
800-333-5254
Giorgio Battistelli en Wikipedia

Experimentum mundi

Ver Experimentum Mundi completa, dirigida por Giorgio Battistelli 
(Maastricht, 16/09/2011)

Vota esta nota

¡Haz clic en una estrella para puntuarlo!

Promedio de puntuación / 5. Recuento de votos:

Hasta ahora, ¡no hay votos!. Sé el primero en puntuar este contenido.

Publicado en:

Deja una respuesta