Cómo se nota cuando hay no solo una inversión importante detrás de una puesta en escena, sino que en ella participan profesionales que han adquirido renombre por sus logros. Justamente, la protagonista de Eva, el gran musical argentino –Nacha Guevara– es un cabal ejemplo de lo que significa ser minuciosa en extremo, para no dejar detalle alguno librado al azar.
En los años que llevo viendo a esta mujer en diferentes espectáculos, recitales o piezas teatrales (No te prometo amor eterno, entre tantas), siempre se percibe que es absolutamente cuidadosa y, además, preciosista. El musical cuenta la historia de Eva desde su llegada a Buenos Aires, su derrotero hasta convertirse en la primera dama, su abanderamiento con la gente de pocos recursos, hasta su temprana muerte.
Nacha la personifica tal cual era, osada, enérgica, desenvuelta, irascible, idealista y combatiente, y lo hace sin desdeñar irónicos guiños que generan los necesarios momentos de humor. Su labor -como cantante y actriz- es impecable.
La sugerente música de Alberto Favero, interpretada con su dirección, crea los climas precisos para cada momento, apoyada por la creativa iluminación de Ariel del Mastro y la estupenda escenografía de Alberto Negrín, quien junto a los videos y proyecciones de Maxi Vecco nos remontan a los diferentes momentos y geografías de la historia. Las lujosísimas tenidas de Eva y la marcación de época con los diversos diseños de vestuario son mérito de Estela y Alicia Flores.
El numeroso elenco es intachable, ha sido bien marcado y preparado para cada rol. Sin embargo es estupendo y muy destacable el papel de Juan Carlos Puppo, quien otorga a Don Jaime una personalidad simpática y acomodaticia; así como merecedora de elogio la labor de Rodolfo Valss con su intensa voz.
Así como está, sin cambiar nada, esta puesta en escena -muy distinta a la de su estreno en 1986- puede trasladarse a Broadway y superar a muchas. Martin Wullich
Se dió hasta el 18 de abril de 2009
Teatro Lola Membrives
Av. Corrientes 1280 – Capital
(011) 4381-0076
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