Son bailarines, actores, también cantan. Su profesionalismo, unido a la particular química que se produce entre ellos, genera una carga explosiva. Quizás porque Carlos Casella y Griselda Siciliani son artistas bien formados, quizás por el peculiar timbre de voz de ambos, quizás porque se conocen desde hace mucho tiempo -él fue su profesor de danza- y con sólo pestañear se entienden, quizás porque han borrado las fronteras entre lo personal, lo profesional y lo artístico, despliegan en escena un juego constante de seducción, con un tinte almodovariano, que transmiten íntegramente.
Aprovechando el virtuosismo escénico y musical de ambos, con gran teatralidad, entre canción y canción recrean anécdotas de pareja tamizadas con ardiente fogosidad, cortejos inusuales y desatinos amorosos. El repertorio es una exquisita recopilación de baladas, boleros y algunos ritmos tropicales de las décadas 80 y 90 del siglo pasado, en versiones personalísimas, con la inequívoca impronta de Casella, cuyos arreglos musicales, dirección y autoría lo confirman como un artista íntegro, único, irrepetible. Así pasan melodías y composiciones de Isabel Pantoja, Pink Martini, Agustín Lara, La Lupe, Roberto Carlos y Carla Morrison con el tema que titula el espectáculo.
Por su parte, Siciliani atrapa y soprende en esta faceta artística, con gran porte en escena, dueña de un encanto que hechiza con sensuales movimientos de su cuerpo despampanante. En el escenario son el uno para el otro, indudables almas gemelas. La estética puesta en escena es un deleite para la vista, el vestuario es glamoroso y delirante, el clima de luces sobre las rojas bambalinas que acotan el escenario a un íntimo espacio es un logro. Sería un error privarse de este show sin desperdicio. Andrés Ruiz Quintero
Lunes a las 21
Teatro Maipo
Esmeralda 443 – Cap.
(011) 5352-8383
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