Decir te amo es un atentado. Actúan: Azul Araya, Sofía Clausen, Payuca del Pueblo, Walter Jakob, Juliana Muras, Lola Seglin, Max Suen – Escenografía: Ariel Vaccaro – Iluminación: Betina Robles – Dramaturgia: Iván Hochman – Dirección: Jazmín Robles
Hay obras que se caracterizan por tener títulos particularmente ominosos, que llaman la atención desde el primer instante, antes de que siquiera comience la acción teatral. Sin duda este trabajo lo tiene: Decir te amo es un atentado. Pero este título no guarda relación directa con el argumento. O tal vez sí: porque un atentado es algo que puede cambiarlo todo. Y los cambios en esta obra simbolizan muchas cosas.
Hay un cumpleaños, con juegos infantiles y una casa de muñecas, pero también aparece la pérdida de la inocencia, junto con las complejidades propias del mundo adulto. No hay en esta obra un desarrollo argumental a la manera clásica, con una presentación de los personajes, un desarrollo que alcanza un clímax y un posterior final. Se trata más bien de una sucesión encadenada de breves escenas, de carácter casi doméstico, aunque cada una de ellas con la suficiente fuerza como para sostenerse sin dificultad. Y en cada una de estas escenas se plantea, en diferentes dimensiones, un mismo tema: las transiciones.
Los cambios pueden ser diversos. Un día dejamos de ser niños, otro día comenzamos a envejecer. A veces se trata de redefinir por completo una identidad, o de replantearnos nuestro lugar en el mundo. Está también, por supuesto, la cuestión de los roles: quiénes somos y cómo nos comportamos en relación a los demás. Nada es sencillo: ni crecer, ni ser hijos, ni ser padres, por no hablar del valor que se requiere para corrernos del rol que nos ordena y señala un mandato tácito, que casi nunca es sencillo enfrentar.
Lo anterior es apenas un catálogo posible. Pero ante esta obra cada quien podrá, seguramente, plantearse sus propias metamorfosis. Algunas serán inevitables; otras, peligrosas tentaciones; y otras el resultado de una decisión. Ya sea que decidamos atrevernos a enfrentarnos a todo para ser nosotros mismos, o que decidamos no tomarnos tal molestia. Crecer no es sencillo. Vivir, en definitiva, tampoco. Pero uno va aprendiendo sobre la marcha.
Filmada sin público en el Complejo Cultural Plaza San Martín, este es otro de los títulos seleccionados en el concurso Nuestro Teatro, y es presentado por el Teatro Nacional Cervantes y el Instituto Nacional del Teatro. Una iniciativa que seguimos aplaudiendo, pues nos parece una excelente manera de promover y dar a conocer el teatro argentino. Germán A. Serain
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