BAJO EL BOSQUE DE LECHE, artes poéticas

Una bellísima obra de Dylan Thomas con gran despliegue audiovisual

Bajo el bosque de lecheActúan: Luis Campos, Ivan Espeche, Piky Paino, Belén Pasqualini, Ingrid Pelicori, Alejandra Perlusky, Abril Piterbarg, Ariel Staltari – Músicos: Gustavo García Mendy, Martín Keledjian, Martín Rausch – Vestuario: Micaela Sleigh – Escenografía: Magali Acha – Iluminación: Julio López – Sonido: Rafael Sucheras – Música: Gustavo García Mendy – Autor: Dylan Thomas – Dirección: Gustavo García Mendy, Mariano Stolkiner

En rigor de verdad Bajo el bosque de leche (Under Milk Wood) no es una obra de teatro, sino un guión radiofónico. Fue también el legado final del escritor, dramaturgo y poeta galés Dylan Marlais Thomas (1914-1953), quien al momento de su muerte llevaba varios años trabajando sobre el texto. El primer borrador completo fue entregado a la BBC en 1953, justo antes de que su autor se embarcara hacia América. Al año siguiente, ya después del fallecimiento del escritor, la BBC realizó la primera emisión del texto, con Richard Burton como el narrador principal, papel que retomaría años más tarde, cuando ya en 1972 se hizo una versión cinematográfica, sumando a Elizabeth Taylor y Peter O’Toole, entre otros.

La obra detalla, con un lenguaje trabajado con gran cuidado, por momentos demoledoramente poético, una jornada primaveral en un pequeño pueblo pesquero de Gales, que se inicia cuando todavía subsiste la noche, poco antes del amanecer, y culmina cuando las luces del día vuelven a apagarse. Aquí es Ingrid Pelicori la encargada de desarrollar el relato principal, con una sutileza acorde a la belleza de las palabras escritas por Thomas, que ella misma se ocupó de traducir. Esas palabras nos van derivando luego a los distintos personajes, que por momentos hablarán -y actuarán- por sí mismos y a través de otras voces, complementados por un excelente trabajo multimedia realizado en tiempo real, con proyecciones sobre un amplio telón de fondo que de a ratos sirve como escenografía, o proponen otros personajes, o duplican aquellos que están en escena, o nos muestran sus sueños, sus vivencias, sus rutinas y sensibilidades. Tres músicos en escena, que no quedarán al margen de la actuación, completan el arco performático.

De esta manera está presente la palabra, junto con la música, la actuación y las proyecciones. Todo esto cargado de una potente dimensión lírica y onírica, conforme la intención de Mariano Stolkiner y Gustavo García Mendy,  ambos a cargo de la direcciónLa escenografía real es sencilla: una cama, un ropero, una mesa con un par de sillas, la barra de un bar, crean una serie de espacios imaginarios, mutables como los propios actores. Y todo se confunde en una suerte de ensueño, por momentos divertido, por momentos amenazante, cruzado con una extraña polifonía de voces y acciones.

“La vida es terrible, gracias a Dios”, exclama de pronto uno de los personajes. Y hay una casa con 66 relojes, todos marcando una hora diferente. Hay una niña, no tan inocente como parece ni como debiera. Hay borrachos alegres, que cantan o roncan. Hay un viejo capitán ciego, que lo ve todo a su manera mientras suspende el paso del tiempo sentado en una mecedora. Hay amores diversos: algunos plenos de palabras, que sin embargo jamás van a concretarse, y otros que se confunden con el odio y pergeñan homicidios que también siempre se postergan; y hay asimismo otros amores que yacen bajo tierra y subsisten como recuerdo, y otros impulsivos que solo sirven para renovar la vida sobre el mundo.

Hay viejos que abren los ojos durante las noches para vigilar que la muerte no llegue, o para conversar íntimamente con sus fantasmas. Hay un párroco que recita poemas sencillos en el inicio y el final de cada día, para quien quiera escucharlos, aunque no tenga testigos. Y también está el bosque lácteo, por supuesto, ámbito inexpugnable, misterioso, oscuro pero al mismo tiempo fascinante, ambivalente, pleno de sosiego y de esa extraña soledad con la que cada uno de nosotros se enfrenta cada vez que toma conciencia de sí mismo.

En definitiva es bastante simple lo que nos propone esta obra. Lo que nos dice, a través de sus artes poéticas, es que multitud de cosas suceden en el mundo todo el tiempo, incluso allí donde pudiera llegar a parecer que absolutamente nada sucede. Y en cada una de esas cosas que ocurren se cuenta una historia maravillosa y única, en la cual vale la pena detenerse un instante. Como diría el poeta: “El tiempo pasa. Escuchen… El tiempo pasa. Es hora de verlo un poco más de cerca”.  Germán A. Serain

Se dio hasta fin 2017
Teatro San Martín

Av. Corrientes 1530 – Cap.
0800-333-5254

complejoteatral.gob.ar
Dylan Thomas en Wikipedia
Mariano Stolkiner en este Portal

Vota esta nota

¡Haz clic en una estrella para puntuarlo!

Promedio de puntuación / 5. Recuento de votos:

Hasta ahora, ¡no hay votos!. Sé el primero en puntuar este contenido.

Publicado en:

Deja una respuesta