VIVALDI FEST, fiesta veneciana

La Bella Música cumplió nuevamente con su cita anual

Es curioso pensar que las famosas Cuatro estaciones compuestas por Antonio Vivaldi, que hoy se cuentan entre las obras del acervo musical académico que nos resultan más familiares, a principios del siglo XX solamente eran tenidas en cuenta por algunos pocos conocedores especializados en el repertorio barroco. Publicadas por primera vez en Amsterdam en 1725, estos cuatro conciertos para violín en realidad forman parte de un ciclo más extenso de doce, titulado Il cimento dell’ armonia e dell’ inventione, que es el opus 8 del compositor. Fue en la segunda década del siglo XX, y puntualmente a partir del trabajo de difusión realizado por el grupo I Musici, que Las Cuatro Estaciones comenzaron a ser conocidas por el gran público. Con ellos comenzó el Vivaldi Fest.

VIVALDI FEST - La Bella Mu00fasica 2018 - www.martinwullich.com

Si bien Vivaldi escribió cerca de quinientos conciertos para diferentes formaciones, estos cuatro tienen una particularidad: mucho tiempo antes del período romántico, que hizó de la música programática algo común, Vivaldi quiso que cada uno reflejase en música un soneto -probablemente escrito por él mismo- descriptivo de cada estación del año. Con una bienvenida teatralidad, poco frecuente en las salas de concierto, Patricia Pouchulu montó un espectáculo en el cual se destacaron los vestuarios y máscaras venecianas, y donde un actor (Pancho Virasoro) encarnando a Vivaldi rescató los cuatro sonetos, que fueron leídos como preludio a la interpretación de cada concierto.

Hay que destacar realmente la labor tenaz -casi se diría empecinada- de la responsable de la Asociación Cultural La Bella Música, quien más allá de su correcta labor musical como directora de orquesta hace posible este concierto privado anual desde su lugar de productora y gestora, sin recibir ningún subsidio por parte del Estado, muy a pesar del renovado esfuerzo que viene realizando desde hace casi una década. Y como si la realización del concierto en sí mismo no fuese suficiente, el mismo volvió a ser registrado en una producción audiovisual multicámara, en una iniciativa que afortunadamente también se ha convertido en una sana costumbre de la asociación, cuyos esfuerzos perduran así más allá de la memoria de los asistentes.

Los violinistas Demir Lulja, una histriónica Marta Roca, Serdar Geldymuradov y Daniel Robuschi fueron los responsables -uno por cada estación- de llevar adelante la parte solista de Las cuatro estaciones, que abarcaron toda la primera parte del concierto. Posteriormente fue el turno de un admirable Victor Villandangos  en la guitarra, quien interpretó el Concierto en Re Mayor Rv.93 (original para laúd), seguido por Fernando Ciancio y Jonathan Bilsuca en el Concierto para dos trompetas Rv. 537. Siguió el Concierto para oboe Rv 447 a cargo de Rubén Albornoz. Todo el programa sonó preciso y muy bien equilibrado. En medio de las dos últimas obras señaladas, los violines solistas regresaron al escenario para interpretar el Concierto para cuatro violines RV 580, quedando el final reservado para Robuschi en el segundo de los conciertos del ciclo La Stravaganza.

Incluso en ausencia de alguna obra vocal que viniera a recordarnos que Vivaldi también fue un notable compositor de óperas, oratorios y cantatas, algo que claramente hubiese requerido de otra conformación en el número de los intérpretes, el concierto permitió que brillara la música barroca del veneciano con una actualidad y un despliegue por demás agradables. Injustamente olvidado durante mucho tiempo y luego denostado por una supuesta falta de originalidad que definitivamente no es tal, “il prete rosso” demostró una vez más gozar de una excelente salud.  Germán A. Serain

Fue el 21 de junio de 2018
Teatro Avenida
Av. de Mayo 1222 – Cap.
labellamusica.org

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