Requiem de Liszt – Garçons Coro Masculino – Integrantes: José Pawlin, Santiago Loitegui, Horacio Sierra, Guillermo Beneitez, Jorge Yáñez, Ricardo Sosa, Norberto Lizza, Rhazes Pacheco Escalona, Gabriel Echavarri, Diego Lenger, Marcelo Cota, Diego Herrera, Raúl Raña, Luciano Valenzuela, Javier Ortega – Solistas: Ricardo González Dorrego, Maico Chia-I Hsiao, Alejandro Spies, Alejandro Di Nardo – Órgano: Esteban Rinsky – Dirección: Juan Camilo Stafforini –
En Villa Devoto -el jardín de Buenos Aires- se alza imponente la Basílica de San Antonio de Padua. Atravesando las cuatro columnas toscanas de la entrada, el visitante puede admirar los exquisitos detalles del estilo neoclásico con que el arquitecto austro-húngaro Josip Markovi diseñó este edificio. Aunque la construcción fue aprobada en 1889, la idea de un lugar para el culto religioso se venía gestando desde décadas antes, posiblemente desde 1852.
Justamente ese mismo año, en el mes de octubre, se publicaba el Requiem aeternam del compositor y poeta alemán Peter Cornelius (1824-1874). Esta fue la obra elegida por Juan Camilo Stafforini como parte del repertorio del concierto que tuvo lugar en la basílica el 25 de junio pasado. La acústica impecable y el bello órgano ubicado en la planta superior ofrecieron las condiciones ideales para que Stafforini, director coral con varios lauros en su haber (entre estos, una nominación a los Grammy en 2008 por el álbum Obra inversa) y Garçons, coro masculino que dirige, abrieran el concierto con la obra citada.
Desde el altar de la basílica las oscuras voces de Garçons hicieron una impecable interpretación del réquiem de Cornelius. A continuación, y siguiendo con la temática, se escuchó una pieza de un compositor contemporáneo. Se trata del Réquiem de Claudio Macchi, nacido en Italia en 1943. Luego los coreutas subieron al nivel superior para la segunda parte del concierto mientras Esteban Rinsky interpretaba en el órgano de la basílica un magnífico Coral BWV 645 (Wachet auf, ruft uns die Stimme) de J. S. Bach. Esta vez el coro contó con la participación de cuatro solistas (Ricardo González Dorrego, Alejandro Spies, Alejandro Di Nardo y Maico Chia-I Hsia) e interpretaron “ex cátedra” el Réquiem de Franz Liszt ante un público que escuchaba en respetuoso silencio la maravillosa amalgama de voces.
Franz Liszt, que le imprimió un giro místico al final de su vida, impregnó esta obra de una espiritualidad que aflora de principio a fin, aunque sin desbordes extáticos. El carácter calmo, tenso y contenido de sus movimientos transpira en toda la obra; aunque el desborde vino al final de la presentación de este réquiem de parte del público, que ofreció un muy caluroso y merecido aplauso a los artistas y pudo escuchar una última obra. Nacido en el mismo año que Claudio Macchi, pero en Estados Unidos, Morten Lauridsen es el autor de Ave Dulcissima Maria, obra con que Stafforini y las estupendas voces oscuras de sus dirigidos cerraron el concierto. Viviana Aubele
Fue el 25 de junio de 2023
Basílica San Antonio de Padua
Av. Lincoln 3751 – Cap.
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