Ella como directora y él como actor se han propuesto rescatar Novecento, el célebre texto de Alessandro Baricco. La obra propone un viaje a los inicios del siglo XX que llega hasta la Segunda Guerra Mundial. Todo transcurre en un transatlántico, con el jazz como telón de fondo de esta exquisita pieza.
Novecento narra la vida de un bebé hallado solo a bordo de un barco y rescatado por un marinero, quien le da su nombre. Tras la muerte de su protector, el niño desaparece unos días y regresa tocando el piano con virtuosismo. Nunca abandona el barco y pasa allí toda su vida, integrando la orquesta. Su mejor amigo, el trompetista Tim Tooney, será quien relate su historia con devoción y memoria.
María Noble es médica y comparte con Nicolás Porras la pasión por el teatro. Juntos recuperaron este monólogo y lo adaptaron para convertirlo en una pieza precisa y conmovedora. La obra se presenta en el Teatro La Golondrina, espacio que ambos levantaron con esfuerzo y donde ya han concretado otros proyectos.
¿Cómo decidieron montar Novecento?
María: Es una larga historia. Hace muchos años, Nico me regaló Seda, de Baricco. Fascinada por la elegancia de la prosa, busqué más obras y encontré Océano Mar, donde aparece esbozado Novecento. Fue amor a primera vista. Me impactó ese enigmático genio que además toca jazz, la música que me acompaña desde la adolescencia. Le propuse a Nico leerlo juntos y, apenas dijo las primeras líneas en voz alta, supimos que Novecento se iba a quedar con nosotros.
¿Cuál fue el proceso de adaptación del texto?
María: Trabajamos juntos en todo: seleccionando qué y cómo decir, jugando con música y luces para crear climas, buscando vestuario y objetos de escenografía. El pequeño y bello espacio de La Golondrina nos permitió imaginar desde el inicio los desplazamientos y el ritmo de la historia. Todo, siempre intentando ser fieles a la belleza y musicalidad de Baricco.
Nicolás, ¿cómo encaraste el rol del narrador y finalmente el de Novecento?
Tim Tooney no solo fue el trompetista que tocaba con Novecento, también fue su mejor amigo. Desde ese lugar abordé el relato. En el fondo, esta historia es una elegía: la manera de Tim de hacer perdurar a un pianista genial que ya no está. Tim es un personaje más frontal y llano; Novecento, en cambio, es enigmático, reservado, sensible, talentoso, pero con enormes dificultades personales.
Si tuvieran que resumir en un párrafo el argumento, ¿qué dirían?
María: Es la narración de la vida de un pianista extraordinario, único, cuya memoria vive gracias a su mejor amigo.
Nicolás: Es también la historia de todo ser humano que debe enfrentarse a lo que la vida le impone. Habla de nuestra propia naturaleza. Como dice el protagonista: “No estamos verdaderamente jodidos mientras tengamos una buena historia a cuestas y alguien a quien contársela”.
María, cómo fue tu preparación para dirigir la obra?
En cierto modo empezó hace muchos años, con esa primera lectura. Desde entonces, cuando escuchaba jazz pensaba qué temas podrían ir en la obra; en el mercado de pulgas veía un objeto y lo imaginaba en escena. Incluso Nico tenía un piano en casa, sin ser pianista, que parecía recordarnos que Novecento nos estaba esperando.
¿Qué es el Teatro La Golondrina y cómo nació el proyecto?
Nicolás: Es un espacio de creación artística donde compartimos historias que nos conmueven, ya sea teatro, música o lecturas. Su origen es difícil de definir: fue un depósito de mercaderías y hoy es una pequeña sala teatral. Tal vez, como dice Novecento, “América ya estaba allí, en aquellos ojos, desde siempre, esperando…”.
Nicolás, ¿te sentís cómodo con el formato unipersonal o preferís interactuar con otros actores?
Disfruto ambas formas. Hemos alternado entre unipersonales y obras con más actores, como Adversarios, adaptación del cuento Enemigos de Antón Chéjov, que repondremos el año próximo junto a El Testigo. Con María siempre buscamos primero una historia que nos movilice, y luego cómo transmitirla.
¿Qué piensan de Novecento y de su vínculo con el trompetista?
María: Es un personaje fascinante, enigmático, con talento innato, gran imaginación y sensibilidad. Pero también un niño abandonado, vulnerable, que vive sin patria ni hogar, rodeado de gente diversa. Tim Tooney, más mundano y vital, es el único a quien abre su alma. Al confiarle su historia, Novecento se mantiene vivo en él.
Sábados a las 20
Teatro La Golondrina
Sarmiento 2615 – CABA
Reservas por WhatsApp: 11 4936-1234
Sitio Web Teatro La Golondrina
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