Memorias de un caracol (2024, Australia, 94 min.) – Género: Animación, Drama, Comedia – Actores de voz: Sarah Snook, Jacki Weaver, Kodi Smit-McPhee, Dominique Pinon, Magda Szubanski y Eric Bana – Fotografía y Animación: Gerald Thompson – Guion y Dirección: Adam Elliot
La nueva obra de Adam Elliot es increíble. Memorias de un Caracol se inicia con la protagonista que cuenta su vida a un caracol. Lo hace con cierto aire dramático pincelado con toques de humor. En pocos minutos sus personajes tocan el corazón de quienes no pueden escapar a las emociones. Esta película australiana, hecha con la delicada técnica del stop-motion, es un tesoro que brilla con luz propia en la oscuridad de nuestros tiempos.
La historia nos presenta a Grace Pudel, una mujer que carga el peso de sus pérdidas como quien lleva una casa a cuestas. No es casual que los caracoles sean el hilo conductor de esta narrativa; estos pequeños seres, con su andar pausado y su capacidad de llevar su hogar consigo, reflejan el alma misma de nuestra protagonista.
La voz de Sarah Snook le da vida a Grace con una dulzura quebradiza que nos recuerda a esas tazas de porcelana heredadas de nuestras abuelas o tías, hermosas pero marcadas por el tiempo. Nacida con labio leporino y separada de su hermano gemelo Gilbert tras la muerte de sus padres, Grace construye su mundo alrededor de una colección de caracoles que son más que simples objetos, son guardianes de su memoria.
El director teje esta historia con hilos de melancolía y esperanza. Los personajes, con sus formas toscas y sus movimientos precisos, son poesía en movimiento. La atención al detalle es un acto de amor, cada arruga, cada gesto, cada pequeña imperfección cuenta una historia dentro de la historia.
La película no teme mostrar las heridas que la vida nos deja. El bullying, la pérdida, y la soledad están presentes. Son temas que Elliot trata con una sensibilidad extraordinaria. Pero también tiene momentos divertidos y positivos, como la nueva amistad con una viejita excéntrica llamada Pinky, las cartas de Gilbert que mantienen viva la esperanza, los pequeños momentos de alegría que Grace encuentra en su peculiar mundo.
Sanar no es un camino recto. Grace avanza como sus queridos caracoles, despacio, en círculos a veces, pero siempre hacia adelante. Su colección de caracoles es un ancla al pasado que debe aprender a soltar para poder vivir. El final, que algunos podrían considerar abrupto, es en realidad un acto de fe en el espectador. Elliot nos dice que la vida continúa más allá de los créditos, que las historias no terminan con un moño perfecto, que el verdadero final es el comienzo de algo nuevo.
Después de dieciséis años de espera de su primer gran éxito Mary y Max, Elliot nos regala una obra que es medicina para el alma. En estos tiempos turbulentos, su estilo único y su mirada compasiva sobre la condición humana son más necesarios que nunca. En un mundo que nos exige ser liebres, este film nos susurra que ser caracol es más que suficiente. Memorias de un Caracol es una carta de amor a los inadaptados, a los que cargan con cicatrices visibles e invisibles, a los que avanzan despacio pero no se rinden. Como los caracoles que tanto ama Grace, esta película deja un rastro brillante por donde pasa, un recordatorio silencioso de que todos tenemos derecho a brillar a nuestra manera. Cristian A. Domínguez
Estreno estimado: 30 de enero de 2025
Adam Elliot en Wikipedia
Comentarios