Fue en la década de 1970 cuando tuvo su apogeo el llamado rock progresivo, con varios grupos de culto que combinaban sonidos de guitarras eléctricas, bajos, baterías y teclados, con estructuras musicales complejas y un concepto mucho más pretenciosos que todo lo conocido hasta entonces. Una década más tarde, el rock comercial abandonó aquella estética y volvió a un formato más simple, con canciones breves, basadas en esquemas sencillos, ideales para ser difundidas en las radios. Pero quedaron vestigios vivos de aquella otra corriente y Marillion es un buen ejemplo. Formada en 1979 en Inglaterra, la banda fue comparada en su primera época con el grupo Genesis, aunque ellos siempre rechazaron esta similitud.
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Steve Hogarth es la voz de Marillion desde 1989, cuando reemplazó al cantante original, Derek Dick, más conocido como Fish. Si bien sonó algo más cansado que en su visita anterior a Buenos Aires en 2014, Hogarth demostró que sigue siendo un gran vocalista, con mucha actitud, además de tener un concepto muy teatral de su arte. Esta cualidad, que marcó al grupo desde sus orígenes, conduce a rememorar el camino recorrido dos décadas antes por el joven Peter Gabriel. Sin embargo, los avances tecnológicos se hacen notar, tanto en materia de sonido como de puesta escénica, y también son una parte destacada del show. La puesta de luces fue impresionante, acompañada por proyecciones en una gran pantalla que ocupó el fondo del escenario.
De la formación original de Marillion, el único miembro que queda es el guitarrista Steve Rothery, con un perfil escénico modesto, aunque sus contundentes solos son un pilar fundamental en el conjunto. Los restantes músicos no forman parte del line-up fundacional, pero llevan muchos años tocando juntos en el grupo: el tecladista Mark Kelly y el bajista Pete Trewavas están desde 1982, mientras que Ian Mosley tiene a cargo la batería desde 1984. Con un público mayormente adulto, que aunque no colmó la sala se mostró activo y entusiasta, el show permitió apreciar la solidez de Marillion como banda en vivo, a pesar de algunos problemas técnicos que dejaron fuera de servicio los teclados de Kelly durante un par de canciones y obligaron a hacer un parate no previsto, que fue asumido por Hogarth con humor estoico.
El listado de canciones repasó momentos diversos de la carrera del grupo, sin dejar de lado hitos como Kayleigh, Easter o No one can. En resumidas cuentas, fue una demostración cabal de la vigencia de un estilo de rock que ya excede, con toda evidencia, el marco de una década específica y no parece destinado a envejecer. Germán A. Serain
Fue el 3 de mayo de 2016
Teatro Gran Rex
Av. Corrientes 857 – Cap.
(011) 4322-8000
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