El restaurante Los Caracoles, de los Bofarull, está en el mismo lugar desde 1835. Esto sólo pasa en Europa, donde nada parece haber cambiado desde entonces, a menos que se divisen también nuevas construcciones que conviven junto a sus predecesoras. Es allí donde se nota que el tiempo avanza, es allí donde se nota que es decisión del hombre mantener lo ancestral como una cabal muestra de que el pasado ha tenido su importancia en la tradición familiar y la idiosincrasia de un pueblo, de un lugar, de una familia.
Es así como nos enteramos de que en ese preciso año del siglo XIX los Bofarull fundan uno de los restaurantes más carismáticos de la ciudad con el nombre de Can Bofarull. El paso del tiempo y uno de sus más famosos platos refundan el sitio como Los Caracoles. Desde entonces, cinco generaciones han mantenido las excelencias de una cocina clásica y de alta calidad.
El ingreso al restaurante, por la esquina situada a un paso de la Plaza Real, en el Barrio Gótico, no garantiza la visión de quien allí se encuentre, dado que sus intrincados vericuetos, irregulares escaleras, pequeños salones privados, bodega y cocina, esconden -si se quiere- la más absoluta discreción, aunque sus paredes atestigüen, con fotografías, dibujos, dedicatorias, autógrafos y otros testimonios, el paso de infinidad de personas, personalidades y personajes de todos los ámbitos. La completísima página web del lugar da cuenta de muchos de ellos, artistas, cantantes, bailarines, directores, deportistas y políticos que han sido encantados por el lugar.
Comencé mi visita a este histórico espacio compartiendo con mi acompañante unos chipirones fritos, a la espera de la paella de mariscos que se hacía desear. Sin embargo, antes de lo previsto por el muy atento y conocedor mozo que respetaba tiempos y sabía de gastronómicos consejos, apareció el famoso plato ibérico haciendo gala de sus frutos de mar sobre el arroz a punto, muy bien presentado en una sartén que luego dividiría en dos pantagruélicos y tentadores platos. Como cierre, una crema catalana, con exquisito y crocante caramelo, marcó el final que llegaría con un par de calientes espressos. Todo esto fue acompañado, desde el principio, con una sangría en su justo punto frío, preparada en una jarra de litro como para llegar a las últimas libaciones filosofando sobre los placeres que corresponde darse cuando uno visita Barcelona. Martin Wullich
Restaurante Los Caracoles
Carrer dels Escudellers, 14
Barcelona, España
+(34-93) 301 20 41
Abierto todos los días de 13.15 a 24
Precio promedio por persona: 50 Euros
www.loscaracoles.es
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