LABERINTO, osadías del amor

Idas y vueltas en la historia romántica de un inesperado triángulo

LaberintoActúan: María Belén Carluccio, Marina Pacheco, Pablo Pandolfi – Sonido: Federico Marino – Video: Pablo Pandolfi – Dramaturgia y Dirección: Julieta Timossi

Un triángulo amoroso es la excusa perfecta para relatar los caminos laberínticos que tiene el amor. Alfonso lleva varios años de novio con Sofía. Pero Lucrecia aparece en su camino y lo deslumbra. No es más linda que su novia; aun así llama poderosamente su atención. La trama nos es relatada por sus protagonistas, quienes cuentan paso a paso el desarrollo de sus acciones. El boliche es el lugar de encuentro para estos personajes enamoradizos: Lucrecia y Alfonso sienten ese flechazo tras el cual nada será como antes.

Laberinto fue ensayada en pandemia por zoom, en veredas y plazas, y se realizó en versión de podcast. La actual versión presencial en el teatro cuenta con videos y audios que complementan la actuación. Si hay una suerte de moraleja que nos deja la historia es la certeza de que las mujeres que se destacan por su belleza física también sufren por amor y son engañadas. Y ese es el punto fuerte que tiene Laberinto: derribar el lugar común de que una mujer linda será feliz en el amor.

Sofía tiene el rostro y el cuerpo que todas querrían tener, es una mujer perfecta físicamente. Pero la suerte de la fea la linda la desea, como bien dice el proverbio. Ella se ve impotente ante la pérdida de su amor. Él no la deja, quizás porque no se anima, pero su cabeza y su corazón ya están en otro lado: con Lucrecia. Es entonces que Sofía inventa un plan descabellado y arriesgado para confrontar a su novio con la verdad de su traición. Alfonso evita por todos los medios decir la verdad, hasta que el plan de Sofía lo lleva por caminos insospechados y lo pone entre la espada y la pared.

Laberinto evidencia poca interacción física y verbal entre los personajes, más bien cada uno está en su mundo, encerrado en su propio relato y coinciden en pocas ocasiones, aunque aluden unos a otros. En este sentido, es una obra con una estética pandémica. Los personajes no pueden interactuar, entonces relatan lo que les va pasando. El desafío es no perderse en el laberinto de sus palabras. El relato mismo de Julieta Timossi nos podrá guiar; está muy buen construido, es coherente y nos va llevando por el otro laberinto, el de las emociones que atraviesan los personajes.

Lucrecia (María Belén Carluccio) se muestra atrevida, mandada y dispuesta a todo, pero con un costado sensible y frágil. Sofía (Marina Pacheco) parece mostrar que nada la afecta realmente hasta que se enfrenta cara a cara con la traición y no duda en llevar a su novio hasta las últimas consecuencias. Alfonso (Pablo Pandolfi) parece de esos hombres que se dejan llevar, sin un ancla fija, se deja seducir y luego no puede liberarse de la incómoda situación de tener que elegir entre dos mujeres.

Un joven aunque sólido elenco hará que degustemos esta historia minuto a minuto. Julieta Timossi en la dramaturgia y la dirección consigue amalgamar exitosamente los fragmentos de este relato para que el público pueda armar una unidad con las distintas versiones sobre cada encuentro, con las voces que relatan y las imágenes que se proyectan. El espectador se convierte en el testigo privilegiado de todas las idas y vueltas de los personajes, de sus mentiras y elucubraciones y podrá ir recorriendo esos laberintos mentales que nos llevan hasta el desenlace. Esta historia bien podría reflejar cualquier historia de amor contemporánea que nos hayan contado o que hayamos vivido. Milly Vázquez

Viernes a las 21.30
Moscú Teatro
Ramírez de Velasco 535 – Cap.
(011) 2074-3718
moscuteatro.com.ar.

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