La Celia – Actúan: Jimena Gonzalez, Virginia Kaufmann, Virginia Modica, Pilar Rodriguez Rey e Ivanna Rossi – Músicos: Santiago Rosso, Natacha Tello y Juan Pablo Togneri – Vestuario: Renata Schussheim – Escenografía: Daniel Bianco – Dirección: Emilio Sagi
Si la vida de La Celia, la cantante que conquistó a la dinastía española de Alfonso XIII –y según rumores de la época, al propio rey- ha tenido que dividirse entre las tierras argentinas y los grandes teatros de España, el director Emilio Sagi ha captado esa dualidad para reflejarla mediante innovadores recursos en esta obra que como un déjà vu, vuelve al teatro Maipo tras el debut de la artista durante los años ’20 del siglo pasado.
Una puesta de iluminación abre el primer cuadro con Ivanna Rossi de espaldas a sus espectadores –quienes en este intimista juego se encontrarán detrás de escena, pues la cantante estará frente a su público de Madrid- interpretando una grabación de la propia Celia. Acto seguido y durante los próximos 80 minutos, la intérprete Rossi comenzará a liberar todo su potencial para brindar casi una veintena de canciones, donde se destacan Las Studiantesas y El Beso.
No quedan dudas de que esta experimentada pero aun joven artista es poseedora de un color de voz de amplios registros y gran presencia escénica, aun si por momentos la interpretación puede volverse forzada o con reiterados modismos al cierre de cada cuadro. Durante este repertorio, es acompañada por un Juan Pablo Togneri en contrabajo, Natacha Tello en violín y Santiago Rosso en piano, conformando un excelente trío que interpreta deleitables arreglos con estupendo sonido.
La Celia combina los grandes hitos de la cantante argentina que conquistó España, en un relato cronológico que abarca los comienzos de su carrera hasta el final de su vida, presentado con suma delicadeza artística. Este cautivante ensamble invita a recorrer diversos géneros como la zarzuela y la revista. En la mayoría de sus números, Rossi está acompañada por un cuerpo de cuatro actrices, bailarinas y coristas cuyo talento es dispar, lo que provoca ciertas disonancias coreográficas que deslucen algunos cuadros.
El vestuario -que refleja fielmente a la Celia de todos los tiempos- pone de manifiesto la existencia de un estudio previo de la diva, algo que es constitutivo del excelente trabajo de Renata Schussheim. De este modo, logra generar un despliegue de brillantes colores que, poniendo en permanente diálogo a todas las intérpretes, provoca un atractivo visual y notable goce estético.
El diseño del espacio escénico, a cargo de Daniel Bianco, se destaca más bien por la economía y el pragmatismo: cuatro planchas –cada una manipulada por una corista– se van transformando para recrear los distintos ambientes de cada época. Una vez más, la dualidad, devenida en dicotomía tras el ascenso de Franco luego de la destitución de la Segunda República, se materializa también en la escenografía: un juego de diminutos espejos que se refractan en toda la sala pueden a la vez convertirse en espejos de hoja entera sobre los que nuevamente se instaura una relación especular.
Así, la Celia se mirará a sí misma una y otra vez para preguntar a sus públicos –al de España de todos los tiempos y a su argentino contemporáneo-, a los que mira por momentos en el espejo, por momentos a los ojos: “¿me voy… o no me voy?”. Martín Quiroga Barrera Oro
Se dio hasta fines de 2015
Teatro Maipo Kabaret
Esmeralda 443 – Cap.
(011) 4322-4882
Celia Gámez en Wikipedia