ESTACIONES PORTEÑAS / ANNE FRANK, extraño díptico

Dos obras contrastantes en una nueva propuesta del Ballet Contemporáneo del San Martín

Estaciones porteñas / Anne Frank. Dos en uno. Esta pareció ser la idea que apuntaló el programa del Ballet Contemporáneo del Teatro San Martín, dividido en dos partes claramente diferenciables y contrastantes, aunque inconexas. El punto en común fue Mauricio Wainrot, creador de ambas coreografías, apoyado en los dos casos por Carlos Gallardo y Eli Sirlin en la puesta e iluminación.

La propuesta para el inicio estuvo dada por Estaciones porteñas, una coreografía que fue estrenada por el Ballet estable del Teatro Colón en 1997 y que en su arranque nos recuerda, según dicen voces autorizadas, que el tango en sus orígenes habría sido una danza de hombres. Luego vendrán también cuadros enteramente femeninos, y otros alternados con dúos y tríos, muy atractivos y bien interpretados. Como en la literatura de Borges, hay presente un profundo sentido porteño y al mismo tiempo universal en la coreografía, que mezcla pasos y gestos propios del tango tradicional con códigos de la danza contemporánea.

La gran paradoja acaso sea recordar que el gran Astor Piazzolla siempre dijo que su música, ese Nuevo Tango que debió defender a capa y espada ante quienes lo denigraban desde la ortodoxia, era un tango que se diferenciaba del tradicional porque estaba destinado a ser escuchado, y no a ocupar un lugar en las pistas de baile. Por supuesto, Astor se refería a las tanguerías, y no al ballet. Eso sí, se equivocará quien guiado por el título espere ver un trabajo basado en las Cuatro Estaciones Porteñas, pues la banda sonora de este ballet es un collage montado a partir de varias de las piezas más conocidas de Piazzolla.

El contexto escénico estuvo dado por un fondo negro enmarcado en una bruma nostálgica y misteriosa, desde la cual aparecían los bailarines como una ensoñación. Algunas fallas de coordinación en los primeros números grupales masculinos no hicieron mella en el espectáculo, pero cabría considerar cuánto hubiese ganado este mismo título de haberse desarrollado con música interpretada en vivo, siquiera en una reducción para piano, en reemplazo de la pista musical grabada.

La segunda parte ofreció la reposición de Anne Frank, un ballet narrativo realizado por Wainrot a partir de la historia de la joven víctima del régimen nazi, en el cual predominó un clima tenso y opresivo, que tuvo como marco ideal la Música para cuerdas, percusión y celesta de Béla Bartók, articulada con una recurrente versión de Lili Marleen.

Como nota al margen, cuando Sergei Prokofiev compuso la música para su ballet Romeo y Julieta, decidió cambiar el final de su obra, dejando vivir a los protagonistas y dando para ello una explicación contundente: los muertos no bailan. Esta anécdota viene a cuento porque la pregunta que se impuso en este caso es hasta qué punto puede bailarse la opresión, la angustia, la violencia. La respuesta pudo verse sobre el escenario, pero también en el hecho de que si finalmente la danza se impuso, fue a partir de la necesidad de establecer una mezcla con el teatro y la pantomima.

El rescate de este título, estrenado en 1984, es sin dudas oportuno, pues tiene lugar en un momento en el cual la intolerancia (el antisemitismo es apenas una de sus formas) tristemente recupera fuerzas en diferentes sitios del mundo, como si el pasado no hubiese sido suficiente para enseñarnos la lección. Sería bueno que todos, sin distinción de razas, credos ni ideologías, lográsemos recordar los horrores sucedidos en el pasado, para no repetir otra vez los mismos errores.

En este sentido el espectáculo merece nuestro respeto, incluso cuando nos haya desorientado su yuxtaposición con las Estaciones porteñas. Sobre el final, los aplausos -marcadamente incómodos- parecieron reclamar un minuto de silencio en homenaje a las víctimas del holocausto, como un espacio de reflexión necesaria, previo a celebrar la calidad siempre notable del Ballet Contemporáneo.  Germán A. Serain

Estaciones porteñas / Anne Frank
se dio hasta octubre
2014
Teatro San Martín
Av. Corrientes 1530 – Cap.
(011) 4371-0111
Sitio de Anne Frank Org.

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