EL ÚLTIMO, prostitución sobre tablas

Procacidad y pobreza de contenido para un tema complejo basado en un hecho real

El último – Actúan: Agustín Keller, Marcelo Gieco – Música: Agustín Keller – Vestuario: Gustavo Mondino – Iluminación, Autoría y Dirección: Marcelo Allasino

A Martín (Agustín Keller), un apuesto joven del interior, le apasionan las motos y su guitarra. De tanto en tanto toca algunas melodías en ese instrumento y mira con arrobación su casco de motociclista. Martín se prostituye con hombres para ganar más de lo que él ganaría siendo mozo; así lo manifiesta en sus monólogos. Lo sabría más tarde: plata dulce que se tornaría en amargura. En segundo plano, un sugar daddy (Marcelo Gieco) de aparente buen pasar y entrado en la madurez de la vida -al menos en su madurez biológica- y de dudosa moral, contempla compungido escenas bucólicas del inicio de su relación con este joven (proyectadas sobre el cortinado de su cuarto); acude al alcohol para olvidar, y utiliza mensajes de audio para seducir al joven, descargar su impotencia, persuadirlo de que no lo abandone, prometerle el oro y el moro, convencerlo de que le permita ser el único… y no el último.

Mientras, Martín sigue monologando, haciendo alarde de sus proezas sexuales, exhibiendo sus tatuajes y otras partes de su humanidad, vanagloriándose de su dudoso estilo de vida, con la firme determinación de que nada ni nadie le coartará su libertad de ejercicio de la vida… y de la prostitución.

El último, con autoría y dirección de Marcelo Allasino, artista escénico y gestor cultural santafesino, llega a Buenos Aires luego de haberse presentado en Rafaela, su ciudad natal. La obra despliega recursos muy ingeniosos, como la parte musical a cargo de Keller y su guitarra, además de lo mencionado visualmente. No obstante, no logra un armonioso equilibrio con la calidad de los parlamentos y los diálogos, ni con ciertas cuestiones relacionadas con la acción y que parecen más un relleno que otra cosa. Es cierto que el entorno socio-económico en que se desarrolla la obra no tiene nada de digno ni de sano, pero el abuso de procacidades en el lenguaje y en la acción, con escenas rayanas en lo pornográfico, empaña no solo la originalidad de los recursos a los que se apela, sino también la seriedad del caso.

La obra está inspirada -lo manifiesta Marcelo Allasino en su cuenta de Facebook- en un hecho real que lo conmovió: un joven correntino llamado Enzo, que se prostituía con otros hombres y con quien el director manifiesta haberse cruzado por redes sociales, aparece asesinado en un hotel del centro porteño. En 2022, de hecho, dos hombres fueron condenados a prisión por el crimen de Enzo Aguirre, un correntino de 23 años cuyo cadáver había aparecido en un hotel de Retiro dos años antes. Aguirre era bailarín en un boliche gay de Buenos Aires, lugar que tuvo que cerrar, como tantísimos comercios, escuelas y demás, durante la pandemia. Según indican los medios, Aguirre resolvió la falta de ingresos ofreciendo servicios sexuales. Esta sería, aparentemente, la historia real que sirve de sustrato al guion de El último. El hecho fue rotulado como “crimen de odio de género”.

Más allá de toda otra conclusión moral, quitar la vida a otra persona, sea quien fuere, hombre, mujer, niño o nonato, hetero, homo o asexual, es delito. Punto. Y merece sanción legal y social. Se pueden esgrimir muchos argumentos de por qué asesinaron a Aguirre, tanto como se puede conjeturar por qué el sugar daddy mató a Martín. Sin embargo, lo que propone la obra en cuanto a “crimen de odio de género” no queda claro. ¿El sugar daddy mató a Martín porque odia a los gays (cosa que no parece), o porque se obsesionó con él hasta la locura? ¿Qué movió a los asesinos de Aguirre: el odio por cuestiones de orientación sexual, o el hecho de que -con la excusa de un encuentro sexual- podrían alzarse fácilmente con más de 20 mil dólares y objetos de valor?

¿Qué lleva a un joven del interior a prostituirse: el provenir de cuna pobre, el afán de obtener dinero a toda costa aun a riesgo de su vida y su dignidad, o qué? En todo caso, ¿por qué muchos de su misma condición social eligen un camino menos turbio, aunque menos lucrativo? ¿Qué es lo que mueve a dos hombres a matar a un joven homosexual: el “odio de género”, o el ser simples ladrones de gallinas? Y, quizá, lo más urgente: ¿qué pasa con el ser humano que llena su vacío existencial con relaciones no duraderas, superficiales y destinadas al fracaso desde el vamos? Son todas cuestiones que no se ven tratadas en un entramado argumental y escénico que parece excusa perfecta para el exhibicionismo y la vulgaridad, en un desarrollo argumental plagado de obscenidades y que hace gala de pobreza de lenguaje y contenido. Viviana Aubele

Se dio hasta 11 de marzo 2023
Teatro Anfitrión
Venezuela 3340 – Cap.
(011) 4931-2124
teatroanfitrion.com.ar
Entradas por Alternativa Teatral

Sitio Web de Marcelo Allasino
Trailer de El último en YouTube

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