EL CÍRCULO DE TIZA CAUCASIANO, conflicto y resolución

Una pieza de sumo interés para dialogar con nuestro presente

El círculo de tiza caucasiano – Elenco: Dana Basso, Roxana Del Greco, Gabriel Dopchiz, Pablo Flores Maini, María Marta Guitart, Ariel Levenberg, Rodrigo Pagano, Juan Manuel Romero, Cristina Sallesses, Gustavo Siri, Matías Tisocco – Vestuario: Nereida Bar, Verónica Segal – Escenografía: Gaston Breyer – Iluminación: Roberto Traferri – Música y Dirección Musical: Esteban Morgado – Autor: Bertolt Brecht – Dirección: Manuel Iedvabni

En El círculo de tiza caucasiano de Bertolt Brecht se debaten las voluntades de dos madres sobre un mismo niño, poniendo de relieve la lucha entre ricos y pobres. La pieza, escrita en la década de 1940, está inspirada en el relato chino de Li Xingdao y también tiene relación con el juicio salomónico.

La acción transcurre en la Georgia feudal en la época en que aún no se habían inventado las armas de fuego. A lo largo del relato cada personaje irá revelando su genuino carácter, con una visión crítica que integra asimismo el humor. Durante una revuelta social el gobernador y su esposa escapan olvidando a su niño. El bebé es entonces criado por la cocinera como si fuera propio.

¿Cómo saber si, al cabo de un tiempo, cuando retorna su madre biológica, el niño es finalmente de ella o de esa persona humilde que se hizo cargo del pequeño? La solución al dilema será sorpresiva y se tornarán más transparentes las intenciones de cada uno hacia el final.

El círculo de tiza caucasiano fue estrenada en Buenos Aires en 1959 con dirección de Atahualpa del Cioppo y representada en el Teatro IFT. Luego de los años en que hubo obras de Brecht censuradas de forma directa o indirecta, se volvió a dar una vez en democracia, en 1983, en Teatro Espacios. La dirigió Manuel Iedvabni, un nombre fundamental al estudiar la obra de Brecht en la Argentina y que cuenta en su haber como director con obras de Molière, Calderón, Chéjov.  Hoy Iedvabni vuelve a dirigirla: ningún espectador atento a la cartelera porteña debería perderse esta nueva puesta digna de todos los elogios.

El especialista Alberto Ciria señala distintas fases en la obra de Brecht: expresionista, teatro épico, teatro didáctico o instructivo (ejemplo, Galileo Galilei), y teatro dialético en que se fusionan los principios del entretenimiento y lo didáctico (su paradigma es El círculo de tiza caucasiano).

En Brecht “se parte de la premisa de que el teatro debe ser usado, no contemplado, para mostrar las relaciones y conexiones sociales, concibiéndolo como una herramienta que sirve para revelar la realidad que se enmascara. El teatro, afirmaba, debía influir sobre la realidad, no reproducirla fielmente y su fin último era despertar la posición crítica del espectador que  le permitiera percibir las posibilidades de transformación social”, leemos en el ensayo Brecht y el teatro porteño del investigador y crítico Osvaldo Pellettieri. No obstante, afirma Pellettieri, “en sus últimos trabajos Brecht llegó a la conclusión de que si bien el teatro debía enseñar, también debía divertir: el espectador debía estar siempre relajado y no alienado por el espectáculo”.

Con una obra que Brecht mismo admite como burguesa por sus orígenes  y las técnicas de las que se apropia, pero no por su destinatario, el autor alemán se diferencia por algunos procedimientos que identifican su dramaturgia, como la presencia de un narrador que se sitúa por fuera de la intriga (toma distancia, comenta) y la música o el song que ilustra situaciones a través de un poema paródico.

Esta versión que podemos apreciar hoy es una traducción de Iedvabni. La música original de Esteban Morgado, quien ya había colaborado con la versión del 83 para esta puesta, resulta más que indicada. “Brecht consideró siempre su proyecto estético como el comienzo de un intento que pretendía que fuera experimentado y enriquecido por otros teatristas”, comenta el director.

Hay una magnífica labor de todos los músicos y actores, que en algunos casos cumplen ambos roles. La voz de María Marta Guitart nos seduce con su timbre particular y su sensibilidad. Pablo Flores Maini como el juez Azdak realiza un excelente trabajo (también es director asistente y toca un instrumento). Roxana del Greco como la cocinera humilde y madre del corazón nos muestra un sólido y valioso trabajo. En síntesis, todo el equipo es un verdadero lujo.

El IFT que tiene una larga trayectoria en estrenos de Brecht en Buenos Aires, ha sabido mantenerse en pie a pesar de las dificultades, y nos entrega hoy una pieza de sumo interés para nuestra comunidad. Es una obra para pensar la historia y para dialogar con nuestro presente. “Cada vez que se reestrena algún Brecht, encuentra un público amplio para su recepción” nos recordaba Pellettieri en otros tiempos. Festejemos esta nueva puesta y esperemos que este sea el caso también ahora. Milly Vázquez

Se dio hasta septiembre 2017
Teatro IFT

Boulogne Sur Mer 549 – Cap.
(011) 4962-9420 4961-9562
teatroift.org.ar

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