De pronto la noche es un notable encuentro entre música y letras, con sutilezas, humor y una magistral interpretación por parte de Fernanda Morello al piano, con una actuación también sobresaliente de Marcos Montes.
El repertorio incluyó obras de Francis Poulenc, Gyorgy Ligeti, Robert Schumann, Clara Wieck, Edvard Grieg, Jean Sibelius, Sergei Rachmaninov y Maurice Ravel. La elección resultó adecuada, aunque Montes bromeó al principio acerca de los motivos de esta elección. Un desacuerdo entre los intérpretes podía ser fatal, pero el arte tiene el poder de conciliar opuestos. En fin, las bromas ya forman parte del espectáculo, aunque pueda parecer que se trata solo de una introducción real y ciertamente problemática.
La sobria puesta en escena de José Militano fue muy acertada. El director ideó una fusión del teatro contemporáneo, con sus digresiones y metalenguajes, y de la música clásica en su expresión más pura, más tradicional. Ambos intérpretes supieron alternar sabiamente las cuotas de comicidad y seriedad y encontrar el momento justo para invocar el humor o la nostalgia y la melancolía. El amor entre Robert Schumann y Clara Wieck también se asomó en este concierto.
La noche es un espacio de subjetividad y transfiguración. La noche nos transforma a todos y puede ser fuente de inspiración o desasosiego. En este caso nos trajo a las ondinas, esos seres mitológicos, ninfas del agua en los poemas de Aloysius Bertrand que toma Maurice Ravel para su pieza Gaspard de la nuit y que Morello interpretó con enorme sabiduría.
En suma, De pronto la noche nos brindó momentos de distensión y de recogimiento, de introspección y de desenvoltura. Fue una muy valiosa apuesta a la confluencia entre actuación y música clásica en un espectáculo que se sale de la norma. Milly Vázquez
Fue el 9 de julio de 2022
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