Kassandra (ópera de cámara) – Música: Pablo Ortiz – Libreto: Sergio Blanco – Intérprete: María Castillo de Lima – Escenografía e Iluminación: Gonzalo Córdova – Vestuario: Luciana Gutman – Músicos: Lautaro Abrego, Luis Alberto Mariño Fernández, Alejandro Becerra, Oscar Albrieu Roca, Héctor Valentín Basaldúa – Dirección musical: Eduviges Picone – Dirección escénica: Alexandros Efklidis y Diana Theocharidis – Producción: Alternative Stage Ópera Nacional de Grecia y el Centro de Experimentación Teatro Colón
Kassandra nos habla de la identidad. ¿Quiénes somos? “No soy hombre, no soy mujer, soy Kassandra”. La identidad de Kassandra es su cuerpo, su voz, su despojo, su fuerza, su entrega, su sufrimiento. No necesita ni puede aparentar, eso conmueve y toca, seduce increpando al espectador. ¿Nos animamos a ser quienes somos? ¿A cantar con la voz que tenemos? ¿A usar graves y agudos en toda su potencia y sin límites? Kassandra, trabajadora sexual, se enamora perdidamente de su hermano Héctor y disfruta como loca del sexo con él. Kassandra canta como los dioses y necesita contarle sus cosas a su madre.
La puesta en escena de Alexandros Efklidis y Diana Theocharidis propone un uso del espacio en donde músicos, cantante y directora musical están casi entre el público. Hay mesas de bar distribuidas en la escena, algunas con tacitas de café. Los músicos quedan incorporados a la acción dramática con sus instrumentos. La directora musical, Eduviges Picone, enfrentada a ellos y casi mezclada en la platea. La renovada sala del CETC nos acerca la fantasía, nos envuelve en la trama. Y en primer lugar está Kassandra, interpretada por la soprano trans María Castillo de Lima, quien se despliega sorprendente por todo el espacio escénico y nos cautiva con su voz.
La presencia de la artista se impone y nos invita, como espectadores, a una entrega casi inmediata. Ella y su cuerpo no hegemónico, su piel, sus movimientos y su humanidad se escuchan en agudos, zonas intermedias y graves que permiten percibir preciosamente lo imperfecto de su voz monumental.
Casandra, la profetisa trágica de la mitología griega, tiene el don de ver el futuro. Pero, como todos los adivinos en el mundo antiguo, ve también el pasado. A través del dios Apolo recibe el don de la profecía, pero al no cumplir la promesa de entregarle su amor es también maldecida por él para que nadie crea en su palabra.
En esta Kassandra habita, además de la condición trágica y la de ser extranjera, la condición de ser migrante y marginada desde el punto de vista social y de género. Ella canta y habla en un inglés precario, de alguien que casi no conoce el idioma, atravesada por el deseo de hacerse entender.
Kassandra es un personaje que une los tiempos. En esta ópera liga el mito con el presente, así como la estética del dramaturgo y la del compositor. Ambos trabajan en esta corriente de ida y vuelta permanente entre el pasado, el presente y el futuro, sin prejuicio en cuanto a la paleta de texturas y universos que proponen. El exquisito libreto confeccionado por el gran Sergio Blanco trasluce temas enormes como el amor, la identidad, la muerte; superponiendo y uniendo épocas e identidades. La música, que asimismo mezcla géneros, finalmente es un género en sí misma. Quizás ópera de cámara contemporánea con pasajes electrónicos que incluyen algún coqueteo de la cantante con el lenguaje del trap o un modo de cantar que por el color vocal puede rozar el gospel o el jazz. Y músicos que además de tocar excelentemente forman parte de la escena y ayudan a sostenerla con algunos gestos o la mirada, se entregan a una directora musical que completa la idea con fuerza y sutileza. La iluminación de Gonzalo Córdova –también a cargo de la escenografía- termina de unir y hacer dialogar a todos los elementos en el espacio.
Aparece también el conejo Bugs Bunny, interpretado simpáticamente por Héctor Valentín Basaldúa a partir del uso de una gran máscara. Bugs lleva a la puesta un toque de color y de animación, llama a un mundo anterior que probablemente algunos jóvenes desconozcan. Ante perdidas y sufrimientos es una alegría y una esperanza para Kassandra; a su vez, representa la posibilidad de la coexistencia de universos y dimensiones. La invitación a entrar en el universo de Kassandra nos deja felices. Grisel Bercovich
Fue el 22 de agosto de 2024
Próximas funciones:
29, 30 y 31 de agosto a las 20
01 de septiembre a las 17
Teatro Colón – CETC
Libertad 621 – Cap.
Sitio Web Teatro Colón
Casandra en la mitología
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