Con motivo del lanzamiento del álbum Piazzolla’s Dream, entrevistamos a la pianista Marcela Roggeri, argentina radicada en Europa. Durante la charla, hablamos de su vida, de su aprendizaje, de sus maestros y otros curiosos detalles que contó con la simpatía que la caracteriza.
Hace más de 18 años que vivís en el exterior ¿Te agrada volver al país?
Nunca tuve la sensación de haberme ido. Siempre que puedo voy para los conciertos, o como ahora que voy a mi querida Mar del Plata a pasar unos días con mi mamá. No tengo esa sensación de haberme ido; estoy siempre en contacto con amigos y familia. La vida del músico y sus viajes hacen que no tengamos noción del tiempo que pasa. Hay momentos muy intensos o en tranquilidad pero preparando cosas. No soy naturalmente nostálgica; tengo una vida privilegiada, he conocido gente y lugares maravillosos gracias a la música, y tengo la posibilidad de estar conectada con la Argentina. Cada vez que voy es una fiesta.
Mar del Plata nos lleva a Astor Piazzolla, nacido en esa ciudad y de quien se cumplen este año 3 décadas de su fallecimiento; y a tu reciente álbum, Piazzolla’s Dream, con el flautista James Strauss.
Durante el 2021, cuando lo permitió la pandemia, hice festivales en el verano europeo, así que hubo muchas cuestiones dedicadas a Piazzolla, muy admirado en Francia. Hicimos conciertos con Juan José Mosalini, y luego surgió la grabación con James Strauss. Una experiencia muy interesante fue grabar Sueño de una noche de verano, una obra muy linda. Es una versión debut en piano y flauta de Ezequiel Diz. El disco incluye, además, Le Grand Tango y otras maravillosas obras de Piazzolla cuyo repertorio siempre es bienvenido en todos los programas que uno toca.
¿Piazzola es nuestro sello a nivel mundial?
Durante la pandemia abrí un canal de YouTube en el que grabo obras diferentes, con mucha música argentina. Ahora agregué un ciclo en el que muestro el “Big Brother” de un pianista, la rutina de trabajo. El próximo video estará dedicado a Carlos Guastavino, de cuya música grabé un disco con el clarinetista Florent Héau, y a Alberto Ginastera, el maestro de Piazzolla. Son tres figuras pilares de la música argentina que nacieron en un lapso de 20 años, aunque también hay otros grandes músicos menos interpretados. Piazzolla adquirió aun después de su muerte gran popularidad gracias al tango. Yo estoy muy feliz de difundir otros compositores de la música argentina, Guastavino en particular. Las obras de Piazzolla más famosas son reconocidas por la gente, pero emociona a un intérprete revelar al público una música, ver que la gente sale cantando o silbando esas melodías de Guastavino.
¿Considerás la posibilidad de seguir grabando con James Strauss?
En marzo o abril saldrá un disco con la Sonata de Cesar Franck, en versión para flauta y piano, y la Sonata No. 2 de Sergei Prokofiev. Tenemos también varias fechas de concierto.
James es de Brasil. ¿Han pensado en interpretar a Villa-Lobos?
Sí pero sucede que hay que considerar qué es lo que las discográficas quieren como repertorio. En el caso de Universal -la discográfica de Piazzolla’s Dream– ellos querían un repertorio un poco más “clásico”, por eso elegimos Franck y Prokofiev. Pero a Villa-Lobos lo tenemos en mente para los programas de los conciertos; es un compositor al que quiero de manera especial.
Marcela Roggeri, incursionaste en canto y baile; la poesía es muy importante para vos y se vio en tu último concierto en el Colón, donde interpretaste Introitus de Sofia Gubaidulina sobre poemas de Marina Tsvetayeva.
El concierto en el Colón fue un encuentro formidable, con Natalia Larangeira dirigiendo la Filarmónica de Buenos Aires. Fue un encuentro de dos mujeres interpretando una obra de una compositora. El Introitus es un concierto que Gubaidulina escribió en 1962. Yo he grabado la obra completa de Gubaidulina y tuve el placer de hacer un espectáculo dirigido por Alejandro Tantanian con la querida Elena Tasisto, Vivir en el fuego, un libro de Tsvetayeva al que Gubaidulina le puso música. Como dijiste, yo había hecho baile, y siempre incursiono en obras relacionadas con la danza. Creo que fue fundamental el encuentro con Ana Gelber para decidirme por el piano. Me apasionaban el canto, el baile y leer, en particular poesía, algo que tiene mucho que ver con la música. Por eso me gustan los espectáculos de texto y música. Tuve la ocasión de trabajar con varios actores como Marie-Christine Barrault, Leonardo Sbaraglia y Martín Urbaneja. La lectura es muy importante para mí, siempre me acompaña cuando viajo.
¿Cómo fue tu proceso de adaptación como artista a la nueva realidad -o ese término tan poco amable como “nueva normalidad”?
El concepto de “normalidad” varía de una persona a otra. No es que volvemos a lo de antes, porque nunca se vuelve atrás después de la prueba que la humanidad atravesó. Es cierto que las redes tienen lados buenos y lados malos. Siempre veo el lado optimista, pues tiene muchas cosas interesantes. Por ejemplo, al principio de la pandemia, sufrió Italia; luego fue España, Francia, y después todo el planeta. Entonces me sentí privilegiada de tener piano, y se me ocurrió crear el ciclo Music from Home desde mi casa en Londres. Al principio tenía medios técnicos muy básicos, y los afinadores no podían salir a trabajar; pero empecé a grabar un video semanal, primero dedicado a Italia con la música de Scarlatti, luego a España con Soler, después Francia con Satie y Debussy, y después, música de todas partes por la extensión de la pandemia.
Al principio lo hacía como terapia, porque es muy difícil para nosotros preparar una obra y tener fecha para interpretarla y presentarla al público, y que todo eso se derrumbe. Nos adaptamos como podemos, pero las redes, en particular el canal de YouTube, me ayudaron a conectarme con gente que no solo estaba aislada por la pandemia, sino sin pandemia también. El canal Allegro HD comenzó a difundir mis videos, y yo recibía mensajes de personas que estaban en otros puntos del planeta, sufriendo la pandemia pero que encontraban allí un remanso. Por supuesto, hay que ser cuidadoso de no pasar demasiado tiempo conectado, pero para mí son muchas las cosas positivas.
Tus videos de YouTube son muy didácticos. ¿Cómo surgió la idea de combinar historia con música?
Tuvieron que ver las artes paralelas y el lado humano de los compositores. Nos preguntan para qué sirve conocer la vida de un compositor al momento de tocar su obra, pero todo eso está ahí, en la partitura. A mí me interesa mucho la historia de la humanidad (me encantan las biografías noveladas) y estoy convencida de que muchos compositores atraviesan un cierto momento de su vida y lo expresan en la música. No necesariamente logrará una mejor ejecución, pero sí dará el lado humano de esos talentos que atravesaron en su gran mayoría situaciones tremendas, y gracias a su fuerza de voluntad y pasión por la música lograron convertir ese dolor en algo útil para la humanidad.
Tres nombres: Astor Piazzolla, Ariel Ramírez y Bruno Gelber
Piazzolla es mi infancia, el tango que me acompañó desde muy chica. Ariel Ramírez vivía a dos cuadras de casa; así conocí a su hijo Facundo, que también estudió con Ana Gelber. Con Facundo siempre nos unió la música, por eso hace dos años grabamos Clásicos y populares, con el sello EPSA. Y Bruno Gelber me “heredó” de su madre, Ana. Tener clases con Bruno fue un cambio fundamental en mi vida. En una oportunidad tuve que dar un concierto en el Teatro Coliseo, con orquesta. Una cosa es tener mucho talento y otra enfrentar al público. Bruno dijo que hiciera esto para ver cómo reaccionaba ante esa situación. Salí airosa pese a tener pocos años de estudio. Aprendí mucho de Bruno; fue mi maestro en lo musical y en lo humano. Cuando uno sale a un escenario está a corazón abierto. Puede haber cosas que nos causen frustración, y hay que tener mucha entereza de espíritu para no tomarse todo trágicamente y seguir adelante. Todo eso lo aprendí de Bruno.
¿Cómo sigue el 2022 para Marcela Roggeri?
Iré unos días a Argentina, y a mi vuelta seré jurado en un concurso en París; luego saldrá el álbum que mencioné antes. También voy a tocar en Suiza y Francia; repertorio sudamericano, música de Villa-Lobos y conciertos con el repertorio de los discos de Franck y Prokofiev. Esperemos que podamos volver, no digo a la normalidad, pero a un ritmo de trabajo. La cuestión de los conciertos es complicada: estar encerrados en un lugar, mucha gente junta… todavía no se ha retomado un ritmo como antes de la pandemia. Ojalá que en este 2022 sí podamos volver. Mientras, sigo con mis videos desde casa; es un ritmo que no quiero dejar, y además agregué otra propuesta que es no solo grabar obras con una pequeña anécdota, sino contar cómo trabajo esa obra, cuáles son las dudas que nos acechan, los lugares más delicados; una especie de backstage de esa obra, con algunos consejos para preparar obras y de difundir obras menos conocidas. Hay mucho repertorio que vale la pena difundir.
Sitio Web de Marcela Roggeri
Instagram de Marcela Roggeri
Canal YouTube de Marcela Roggeri
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