Desde su modesto lugar de club de jazz, ubicado en un sótano del barrio de San Telmo, Bebop Club ha comenzado a ocupar un lugar cada vez más destacado en el circuito de visitas de músicos internacionales notables. Primero fue Jacques Morelenbaum. Luego siguieron otros nombres, en el marco de una agenda de artistas locales cada vez más nutrida y de interés, mérito del productor artístico Gabriel Cygielnik. Ahora el público porteño tuvo ocasión de escuchar, en tres fechas consecutivas, al destacado guitarrista estadounidense Scott Henderson (n. 1954).
Acompañado en formato de power trío junto a Alejandro Herrera en bajo eléctrico y Fernando Martínez en batería, Henderson interpretó temas propios, además de composiciones de Wayne Shorter, Billy Cobham, Herbie Hancock o Miles Davis. También contó con la colaboración, en calidad de invitado, del excelente saxofonista Carlos Michelini, quien además de su virtuosismo aportó el color de su instrumento al show, aproximándolo más decididamente al universo del jazz.
Es que la música de Henderson se ubica en un punto intermedio entre el blues y el jazz, con incidencias nacidas en el terreno del rock, la fusión y hasta con elementos de funk. No por nada este virtuoso de las escalas ha colaborado con grandes figuras como Chick Corea, Joe Zawinul o Jean Luc Ponty, contándose entre sus principales influencias leyendas de la guitarra como Jimi Hendrix, Steve Ray Vaughan o Jimmy Page. Todo este historial se escucha.
Durante la década de 1980, cuando muchos artistas se volcaban a lo que se conoció como smooth jazz, Henderson lideraba su banda de fusión Tribal Tech y criticaba a sus colegas por hacer, según sus propias palabras, «jazz para la gente a la que realmente no le gusta el jazz». Desde su lugar, él prefirió conjugar el jazz con sonoridades poderosas, estilos diversos y mucha improvisación. La misma línea estilística la conservó durante su época con la Scott Henderson Blues Band y luego con los Vital Tech Tones. El trabajo de Henderson es el arte de crear belleza a partir de la tensión, la distorsión del sonido y las disonancias. Y lo hace maravillosamente bien.
Es verdad que, por lo menos el tercero de los shows -al cual asistimos- resultó por momentos algo estático: Henderson permaneció sentado durante todo el recital, y seguramente muchos no habrán alcanzado a ver mucho más que su gorra verde, a tono con su guitarra. Sin embargo, musicalmente la presentación fue enérgica y valiosa, y nos resulta muy difícil considerar que alguien haya podido salir defraudado. Germán A. Serain
Fue el 13 de octubre de 2017
Bebop Club
Moreno 364 – Cap.
bebopclub.com.ar
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