Dark Room – Intérpretes: Elis Costa, José Júnior, Marcelo Sena, Renata Vieira – Realización: Cía. Etc. de Brasil – Iluminación: Saulo Uchôa – Dirección: Marcelo Sena
Una mujer con tacos se mueve sobre un plástico rojo que demarca un escenario. Suspira con tono sensual, como si gozara íntimamente, mientras suelta su pelo. Por momentos intensifica el volumen de esos gemidos y zapatea, como todo sonido. Un hombre se desviste hasta quedar en calzoncillos. Baila como si estuviera poseído. Aparece otro que lo castiga. Y otra mujer se suma al juego de seducción. Se buscan entre los cuatro, se separan para irse ellas solas, ellos solos, o intercambiando parejas, raramente coreografiados. Se tocan. El juego erótico está planteado, aunque tarda en llegar.
Ellos mismos prenden y apagan luces, a veces quedan en oscuridad casi total. El dark room se vislumbra tímidamente. El momento mejor imaginado se da con las azules antenas de un insecto humano. Todo es figurado. Las fantasías ocurren en lo que cada espectador quiere ver. Vuelve la violencia. Llega el desnudo total. Pero ya no hay más contacto entre ellos, que permanecen en sus esquinas como boxeadores después de un encuentro. Es raro lo que pretende el director Marcelo Sena. Tampoco se comprende que haya sentado y descalzado a los espectadores rodeando el escenario cuando ni siquiera se acercan como para generar impensados instintos. Así y todo, con cierta morosidad, ha logrado una atmósfera a veces disfrutable.
Repentinamente tira todo por la borda y cambia el clima. Suena música festiva a alto volumen y arengan al público a un supuesto juego sexual que está más cerca de una despedida de solteros algo zafada, con strippers sin gracia, ni sexo ni convencimiento, llamando a una persona del público a que viva sensaciones que nada tienen de nuevo ni menos de excitante, con humor previsible y música de show carnavalesco. Una pena. Martin Wullich
Fue el 27 de marzo de 2016
Espacio Urbano
Acevedo 460 – Cap.
Sitio Web Cía. Etc.
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