VI FESTIVAL DE LOS SIETE LAGOS, óptimo entorno

Excelente propuesta en Villa La Angostura

El Festival de los Siete Lagos tiene ya su historia. Desde hace seis años la Asociación Filarmónica de los Siete Lagos viene construyendo un nuevo espacio musical en esa espectacular zona neuquina, con su proyecto Sonidos del Huemul. La iniciativa propone que los jóvenes músicos que durante todo el año cursan estudios de música clásica en Villa La Angostura, Bariloche, San Martín de los Andes y adyacencias, no deban emigrar para continuar formándose.

La Camerata de los Siete Lagos -orquesta de cámara juvenil integrada prioritariamente por músicos originarios de la región-, y la Escuela de Música Sonidos del Huemul –con cursos quincenales para niños y jóvenes de 11 a 20 años-, son los dos ejes prácticos sobre los cuales gira la actividad del Festival, dedicado este año a la memoria de Andrés Badessich, fundador e inspirador del proyecto.

Los maestros invitados fueron María Cecilia Muñoz (flauta), Alexander Panizza (piano), Coeytaux Amaury y David Chivers (violín, Francia), Silvina Álvarez y Germán Clavijo (viola), Kate Gould (Inglaterra) y Claude Frochaux (Italia) (violonchelo). En la recta final del Festival, las cuerdas fueron protagonistas de un excelente concierto compuesto por la versión para sexteto de Noche transfigurada de Arnold Schoenberg y Souvenir de Florence, sexteto para cuerdas de Piotr I. Tchaicovski. La obra de Schoenberg gana en matices e intimidad en su versión camarística, y los estupendos intérpretes supieron demostrarlo; en el sexteto de Tchaicovski, en cambio, fueron cabales traductores del espíritu eslavo, con su exacta dosis de melancolía y vivacidad.

Una tarde de sonidos para chicos puso en escena el trabajo vocal e instrumental de los alumnos que formaron el Coro y la Orquesta Sonidos del Huemul. De la mano de la carismática maestra Teresa Usandivaras, los precoces artistas derrocharon simpatía y musicalidad, en un repertorio popular que hasta incluyó una versión para orquesta de Bombón asesino, varias coreografías de autoría propia, y el difícil reto de cantar y hacer percusión al mismo tiempo en la canción tradicional venezolana Estaba el negrito aquel. Invitado a participar por la maestra Usandivaras, el público menudo (y no tanto) se sumó entusiasmado a esta cautivante experiencia.

En el concierto final del Festival de los Siete Lagos hubo espacio para lucimiento de maestros y alumnos. Los violinistas David Chivers y Nelly Guevara (Honduras), la violista argentina Silvina Álvarez y la chelista Kate Gould, junto al pianista Alexander Panizza, iniciaron la velada con una muy buena interpretación del Quinteto para piano y cuerdas en La mayor Op. 81 de Antonin Dvorak. Luego del intervalo –donde se le entregó a Panizza el premio Kajo Schommer Klavier Förder 2016-, el maestro Germán Clavijo asumió el rol de director de la Orquesta Sonidos del Huemul, que ofreció una muy buena interpretación de la Serenata para cuerdas Op. 20 de Edward Elgar, la Suite St. Paul Op. 29 Nº 2 de Gustav Holst, y el Andante Cantabile de Tchaicovski con Kate Gould como solista en violonchelo.

Cerró la Camerata de los Siete Lagos, con la inmortal Serenata para cuerdas en Do mayor Op. 48 de Tchaicovski. Fue el broche de este magnífico Festival que felizmente promete reiterarse en 2017. Patricia Casañas

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