Calígula – Actúan: Gabriela Bevacqua, Leandro Gazzia, Damián Iglesias, Tiki Lovera, Bruno Pedicone, Nicolás Pérez Costa, Diego Rodríguez y Karina Saez – Vestuario y Escenografía: René Diviú – Iluminación: Pepe Cibrián Campoy y Carlos Gaber – Música: Angel Mahler – Letra de canciones, Autor y Director: Pepe Cibrián Campoy
Al finalizar la dictadura militar en Argentina, se estrenaba esta obra de con letra de Pepe Cibrián Campoy y música de Martin Bianchedi. Reescrita en 2002, con arreglos de Angel Mahler volvió a escena, para seguir disfrutando su esencia y su nueva música. Inspirada en la vida del tercer emperador romano, quien llega a creerse Dios por encima de los Dioses, Calígula atropella con corrupción y lujuria, subestimando al pueblo que lo adora y ganando enemigos. La ceguera despótica lo convierte en rehén de su propia libertad.
Calígula gobierna sin escrúpulos, seguido por consentidores que alaban sus caprichos. Los excesos contraponen a otros personajes que intentarán mostrarle la realidad, aún siendo víctimas de sus vicios, que en algunos casos los llevará hasta la muerte. El tirano no detiene su marcha y es tan omnipotente que se embriaga de ira al ver que los demás no lo ven como él se ve a sí mismo.
El elenco, cuidadosamente elegido, demuestra sobrado talento, fundamentalmente en las voces. Damián Iglesias compone a Calígula, y tan rico personaje permite al actor lucirse en todos los estados emocionales por los que transita. Con Gabriela Bevacqua, su hermana en la ficción, forma una excelente dupla escénica y brillan en las canciones. Otro de los dúos destacables es el que hace Iglesias junto a Joan Ramis, quien da vida al esclavo que sin temores lo enfrenta y le muestra una libertad difícil de comprender. Leandro Gazzia encarna a Claudio, cuya actuación no tiene desperdicio en los mínimos gestos de la composición del personaje.
El desarrollo argumental, a diferencia de otras obras del autor, cuenta con parlamentos hablados y canciones, y esto lo enriquece mucho. Los espacios de intimidad, claves en la historia, son realzados por la magnífica puesta de luces del mismo Cibrián Campoy y Carlos Gaber. En tanto, Rene Diviú creó una escenografía simple y la a vez poderosa que se luce junto al despojado vestuario, inspirado en la Roma Imperial, con toques de al estilo punk. La osada y sensual coreografía del ballet, a cargo de Nicolás Perez Costas, aporta lo sexual como parte del rico juego del poder.
“No me importa que me amen mientras me teman”, dice Calígula. Hoy, a 30 años de aquel terrorismo de estado, vale la reflexión en tiempos de democracia. Este recomendable musical pone en relieve al círculo que no cierra, que continúa, donde todo vuelve a empezar. Sergio Boaglio
Se dio durante 2013
C. C. Konex
Sarmiento 3131 – Cap.
(011) 4864-3200
Pingback: EL JOROBADO DE PARÍS, dos décadas - Martin Wullich