Las manos de Mitsuko Uchida, y también su cuerpo, como deslizándose sobre el teclado de ese piano que -tal como una mascota- viaja con ella, deleitaron a un Colón completo en la función final de las tres que ofreció en Buenos Aires (dos para el Mozarteum y una para el Abono Estelar del Colón). Uchida y Jansons se anunciaba en el programa. El Concierto No. 4 de Ludwig van Beethoven, que ha tocado infinitas veces, sonó como si el alma del compositor estuviera sobrevolando en la sala, dando su bendición a esa intérprete inigualable y personal, de preciso y sutil toque, por una versión tan personal como delicada. También para los asistentes fue redescubrir esos difíciles momentos de brillo solitario con notas exquisitamente ligadas y una dulzura sin igual, junto a la Orquesta Sinfónica de la Radio de Baviera, que la acompañó fielmente, sobresaliendo bajo la batuta de perfecta marcación de Mariss Jansons.
Después de un insistente pedido, la pianista japonesa interpretó la Sarabanda de la Suite Francesa No. 5 de J. S. Bach, con su espíritu tan diferente de lo anterior, como para dar un necesario relax final, no exento de perfección técnica y sentimiento impar. Aun faltaba la cereza del postre, que se dio con tamaño de manzana, tal fue la ejecución notable de una orquesta acostumbrada a salir airosa de los grandes desafíos.
Una vez más una pieza se redescubre, una vez más es Dimitri Shostakovich sonriendo al guiño que le hace Jansons, dirigiendo intachablemente a la orquesta, sutil en los pianissimi, increíble en los fortissimi, atenta y sorprendente. La Sinfonía No. 5 del compositor ruso es per se maravillosamente variada y en esta notable ejecución, particularmente en su movimiento Allegreto, se logró una emoción inmaculada y exultante. Martin Wullich
Uchida y Jansons
Fue el 9 de mayo de 2014
Teatro Colón – Mozarteum
Libertad 651 – Cap.
(011) 4378-7109
Comentarios