Suite del Agua – Acordeón, bandoneón, composición y orquestación: Luis Caruana – Poemas y recitado: Teresa Parodi – Violín: Ramiro Gallo – Guitarra: Pablo Covacevich – Violonchelo: Maximiliano Waldman – Contrabajo: Enrique Puoci – Viola: Leandro Zandstra – Percusión: Rodrigo González
“Piel de barro, fabulosa lampalagua” era el Paraná a Jaime Dávalos, que le dedicó la Canción del jangadero con música de Eduardo Falú. Las escamas de oro vivo del Paraná y su horizonte fugitivo han quedado en la memoria colectiva de muchos, los que viven a sus orillas o quienes alguna vez han surcado las aguas de este fabuloso río que atraviesa tres países y rezuma por los islotes del Delta. Es a ese Delta que el compositor y bandoneonista Luis Caruana le dedica un fantástico álbum (el cuarto de su cosecha): Suite del agua.
Se trata de un trabajo de música de cámara instrumental con temática del litoral y que cuenta con la poesía de Teresa Parodi. La cantautora correntina le da su propia voz a estos breves pero profundos versos a modo de apertura de cada tema, que lejos de interrumpir o “pisar” el fluir de la música, la potencia y le aporta una pincelada dulce y nostálgica. Se suma además el violín del internacional Ramiro Gallo, músico oriundo de Santa Fe con amplia experiencia en orquestas sinfónicas, de cámara y de tango. La base instrumental de guitarra, contrabajo y percusión más el bandoneón y el violín conforman una combinación muy interesante y conmovedora.
Entre los acordes de Humedal, una obertura vibrante y emotiva, Teresa Parodi nos presenta al Delta como ese ente que sintetiza las alegrías y los pesares de los isleños. Los devenires de esta ingente masa de agua se reflejan en los dos movimientos que siguen, a modo de contraste: el inquietante Repunte, donde el río es comparado como un “animal sin sangre” que acecha desde su guarida, y la Bajante, que luego de un comienzo sombrío da lugar a un tono más alegre.
Tras la ida de las aguas, queda Tierra mojada, apacible segmento de la obra que va preparando el clima para la segunda mitad. El aire optimista va subiendo a medida que la obra transita por los movimientos siguientes, Isleros y Recreo. Al final, Alborada y Comienzo cierran la suite con la sensación esperanzadora de que la vida sigue y que siempre habrá un amanecer.
Suite del agua es un homenaje al chamamé, un género musical de nuestro país que ha sido declarado Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO. Es además un alerta en clave de música y poesía sobre las consecuencias de la explotación comercial y urbanística desmedidas, que amenazan con perjudicar sin remedio este hermoso reservorio natural de agua dulce, ese “espejismo que no acaba de pasar”, como cantaba don Jaime, y donde fauna, flora e isleños conviven desde hace tantos años. Viviana Aubele
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